Fire Emblem: Shadows of the Empire

Había sido un día agotador, reconocía que estaba casi recuperada del todo, pero aquel ladronzuelo me había dado bastante trabajo. Pero como decía la superior del monasterio donde recibí los habitos de la orden, el jarabe de palo era siempre un remedio infalible contra las malas conductas y tenía razón, un poco de su mejor receta y había desistido de vaciar mi faltriquera volviendo por donde había llegado.

El caso es que había pedido que me prepararan un baño caliente en la habitación para poder quitarme el sudor del día, no me gustaba estar con esa sensación pegajosa demasiado tiempo, no me gustaba sentarme a comer con la sensación de suciedad. El caso es que cuando el baño estuvo preparado cerré las celosías de las ventanas de mi habitación, ya estaba a punto de oscurecer y aunque las habitaciones estaban en el primer piso, ese gesto me daba una sensación de intimidad, así que encendí velas que repartí por distintos taburetes por la habitación mientras que en otro reposaba el jabón y el lienzo que usaba para frotarme el cuerpo.

Me desnudé dejando deslizarse el vestido por mis muslos hasta el suelo, no lo recogí, ya lo haría más tarde... Desprovista de toda la ropa metí un pie en el agua caliente despacio, una vez que mi piel parecía ir acostumbrandose a la diferencia de temperatura metí la otra pierna entrando en la tina y bajando despacio hasta que estuve sentada en el fondo con la cabeza apoyada en el borde, inclinada hacia atrás y con los ojos cerrados.

Tras otro día de intensos trabajos, Kyle había decidido descansar un rato y, sobre todo, ir a comprobar el estado de Medea.

Lo cierto es que el día no había sido en lo absoluto aburrido: Había estado haciendo trabajos de reparación en el techo del monasterio, recogiendo algunas bayas e incluso había cazado un par de piezas para la cena de la noche, en general, consiguiendo un mejor entrenamiento del que recordaba tener hacía algún tiempo, sin embargo, eso significaba también que no había visto a Medea en todo el día, por lo que una incesante sensación de preocupación se había materializado en el cerebro del chico y había persistido durante todo el día sin cesar en lo más mínimo, haciendo que encontrase ciertas dificultades en labores que en otras ocasiones no le habrían supuesto problemas, principalmente por la falta de concentración.

Para cuando finalmente tuvo un descanso, el muchacho tenía bien claro cuáles serían sus intenciones: Vería cómo se encontraba Medea, tomaría algo para cenar y, después, dormiría para levantarse temprano al día siguiente y poder continuar con sus entrenamientos a primera hora del día, asumiendo, claro que no se quedase dormido o algo le impidiese descansar lo suficiente para poder hacerlo.  Últimamente los aullidos de lobos cerca de la zona habían sido preocupantes, y temía que pudiesen convertirse en una molestia si no hacía algo al respecto...

Tan centrado estaba en estos pensamientos que, cuando abrió la puerta del cuarto de Medea, no pudo asociar bien la penumbra a lo que estaba ocurriendo dentro. Con un gesto algo preocupado, el muchacho acabó por abrir la puerta y, al hacerlo, vio a la chica metida en la bañera, sonrojándose por completo un instante antes de poder reaccionar nuevamente... Y su reacción fue tan inmediata como incómoda, pues cerró la puerta tras de sí sonoramente, al tiempo que miraba hacia otro lado.


- P... Perdona... No sabía que estabas... Vine a verte y...

Abrí los ojos sentándome sobre la bañera en cuanto noté la corriente de aire frío entrar en la habitación, erizando la piel de mis brazos. Miré a Kyle apoyado contra la puerta súbitamente avergonzado, quizas por la situación, aunque no era la primera vez que irrumpía en mitad de la hora del baño

- Viniste a verme y me has encontrado. ¿O no?

No tenía muchas ganas de darle coba a la inocencia de Kyle, que ya habían pasado sufiencientes cosas como para que se dejara de esas tonterías... Pero parece ser que no haía forma de curarlo de espanto. O quizas si...

- O acaso viniste a buscarme creyendo que no estaba?

La tina era lo suficientemente grande para que entrara cómodamente, aún así me deslicé hacía abajo haciendo tope con la nuca en el borde para no hundirme y apoyando los pies en el extremo opuesto por fuera del agua.

Kyle escuchó las palabras de la chica y suspiró notoriamente ante ellas, era verdad que había ido a verla, pero no esperaba que fuese a encontrársela en medio de un baño, eso era lo que había pretendido decir.


- ... No sabía que estabas bañándote. No pretendía interrumpirte.


El muchacho estaba haciendo notorios esfuerzos para mirar hacia otro lado, ya le había confesado sus sentimientos y ella los compartía, pero eso no le daba derecho a mirar su cuerpo desnudo siempre que se presentase la ocasión, al menos, eso era lo que pensaba y, a juzgar por la iluminación de la estancia, estaba bastante claro que ella había pretendido que aquello fuese privado.  Que él hubiese aparecido sólo debía haberle supuesto una molestia, lo que hizo que instantáneamente se sintiese bastante culpable en consecuencia.


- Quizá deba volver más tarde.


Dicho eso se dio la vuelta. No quería ser indiscreto.

Cogí el trapo y empecé a juguetear con él, viendo como flotaba en el agua. Miré directamente a Kyle con una sonrisa divertida en la cara, por dios, cuanto remilgo...

- Tu nunca molestas... Y tampoco es que darme un baño no es que sea algo que necesite demasiados secretismos. Dime..., porque supongo que has venido por algo, no?

No me molestaba que viniera simplemente a verme, pero parecía que quería decirme algo. Si no era así, simplemente disfrutaría de su compañía, aunque Melissa no aprobaba demasiado mi comportamiento. Nunca había visto con buenos ojos las "atenciones" que dedicaba a mis amantes, y tampoco le agradaba demasiado que me olvidara de ellos con facilidad. Pero Kyle era realmente agradable, me sentía cómoda hablando con él.

Al escuchar las palabras de Medea, Kyle, sin girarse, se limitó a suspirar levemente, le alegraba escuchar que, para ella nunca molestase, pero lo cierto es que no había ido a decirle nada, simplemente quería asegurarse de que estaba bien.


- Bueno... Sólo quería ver si estabas bien, no necesitaba nada más. Tenía pensado hablar contigo un rato, contarte acerca del día, pero quizá sea mejor venir en otro momento, ¿no es así?


Dicho eso, el muchacho se giró ligeramente, aún sin mirarla, pues seguía suponiéndole bastante embarazo haber irrumpido en una circunstancia tan privada de la chica. Lo más gracioso es que no era que fuese a ver nada que no hubiese visto ya, pero aún así aquella vez ella le había dado su permiso, y en esa ocasión no era lo mismo... No lo creía, al menos.

Pobre, con más ganas de echar a correr que una liebre asustada. Era curioso, pero no me parecía algo demasiado lógico... Pero en esos aspectos Kyle no parecía guiarse por la lógica...

- Este me parece un momento tan bueno como cualquier otro para que me cuentes como te ha ido el dia. ¿Porque no te das un baño? Acaban de prepararlo y el agua esta todavía caliente.

Si, acababa de invitar a Kyle a compartir el baño conmigo, si iba a contarme los pormenores de su jornada resultaba un poco extraño que lo hiciera sentado en una silla mientras yo me bañaba. Más que mi amante parecía mi sirviente y ya que estaba prefería deleitarme la vista con su cuerpo delicadamente torneado.

- Seguro que estás cansado y sudado, te vendrá bien...

No había mejor manera de relajar el cuerpo que un buen baño caliente, incluso mucho mejor que los preparados de plantas , que dentro de lo que cabía eran bastante saludables...

Al escuchar las palabras de Medea, Kyle se giró ligeramente, parecía obvio que a la chica no le incomodaba que estuviese allí, pero cuando ella comentó que se diese un baño, no pudo evitar mirarla con una ceja alzada... Bueno, ella estaba usando el baño, y no se sentiría demasiado bien si ella saliese para que él pudiese...

... Un momento...


- Un baño... ¿Te refieres... contigo?


Al decir aquello Kyle se sonrojó un poco mirando hacia otro lado y parpadeando incesantemente, como si no se lo acabase de creer, pero tras unos instantes acabó mirando hacia la chica, su sonrojo un poco menos intenso ahora. Sí, es verdad que ya se habían bañado juntos antes, y que habían compartido ratos íntimos, pero de todos modos no estaba totalmente acostumbrado a ello, así que la invitación todavía seguía causándole un poco de inseguridad al chico... Aunque probablemente decir "un poco" sería quedarse demasiado corto.


- ... ¿Estás segura de que cabremos los dos?

Me reí abiertamente ante su reaccion, finalmente había entendido lo que querìa decirle, poco a poco, pero iba entendiendo las sutilezas. Le costaba un poco, pero cada vez le costaba menos entender lo que le decía.

- Claro que sí, es grande...

Y era redonda, lo que posibilitaba que en vez de tener que situarse enfrente de mí y estar apretados, pudiera ponerse a mi lado sin que apenas sufrieramos problemas de espacio. Afortunadamente tenía en la habitación un juego de toallas entero; localicé enseguida con la vista las toallas de hilo pulcramente colocadas sobre una silla

Volví a meter los pies dentro de la tina incorporándome a la vez que sacaba los brazos. Me dí la vuelta quedando apoyada de frente en el borde de la tina y arrodillada dentro de la misma, justo enfrente de Kyle mientras le miraba esperando una respuesta por su parte. Si no se decidía pronto volvería a meterme en el agua, en aquella posición quedaba de cintura hacia arriba fuera del agua y sentía algo de frío.

Al escuchar las palabras de la chica, Kyle acabó suspirando, aunque esta vez lo hizo con una sonrisa de cierta felicidad, aunque bastante leve, grabada en el rostro antes de empezar a quitarse las ropas empezando por la parte de arriba, aún tenía presente un sonrojo en su rostro que se intensificó al ver la posición en que la chica se encontraba, no cabía duda de que estaba realmente preciosa.

Cuando se hubo quitado las piezas superiores de la ropa, se detuvo unos instantes, sintiendo un cierto pudor que sabía perfectamente era completamente infundado: Ella ya había visto lo que tenía que ver de él, incluida su marca, aunque suponía que no podía olvidar por completo que seguía siendo una chica preciosa y él un hombre... Estaba algo nervioso, pero finalmente acabó por desnudarse revelando por completo su cuerpo desnudo, aunque  tuvo que pasar unos segundos hasta que dejase caer la camisa con la que había cubierto sus partes pudendas que, por cierto, mostraban una cierta activación ya simplemente por la visión de la chica desnuda ante él, por mucho que él intentaba controlarla.

El darse cuenta de esto hizo que se sonrojase más mientras avanzaba hasta la bañera, mirando hacia otro lado.


- Bueno... Perdona que esté así, ¿vale? ... Me... ¿Me haces un sitio?

Encantador, sencillamente encantador. No podía evitar sonreir cada vez que le veía desnudarse delante de mí con aquella torpeza, torpeza que obviamente no tenía cuando "nadie" le veía. No es que me dedicara a espiarle, pero no era complicado verle entrenar en el bosque o atareado en el monasterio y quitarse parte de la ropa al acalorarse. Aunque reconocía haber aprovechado en alguna ocasión la puerta mal cerrada de su cuarto para verle desprovisto de aquella timidez que le ocasionaba mi presencia.

- No tengo nada que perdonarte... es completamente natural.

Realmente aquella reaccion, era lo más natural en aquella situación. El estaba desnudo, yo también y supuestamente me amaba. Incluso sin sentimientos de por medio me parecería natural. Aparte de que también era un halago, poco convencional, pero lo era. No había una forma mejor de decir que te encontraban hermosa y deseable.

Me volví a sentar en la tina apoyando la espalda contra el borde, dejándole elegir el sitio que más le gustase. Ya que le había invitado, que menos que hacerle sentir cómodo...

Cuando Kyle se hubo acercado lo suficiente a Medea y escuchó la respuesta de ella se sintió algo más tranquilo, y no tardó demasiado en sentarse a su lado cuando esta se apoyó en el borde de la bañera: Inicialmente el agua caliente le supuso un contraste, pero tras dejar escapar un ligero suspiro de alivio consiguió sumergirse en el agua por completo, apoyando uno de sus brazos en el borde de la tina y el otro sobre una de sus propias rodillas, la verdad es que no le extrañaba nada en absoluto que a Medea le gustase tanto, aquello era extraordinario.

Se echó ligeramente hacia atrás, con una sonrisa de satisfacción.


- Qué bien sienta... Me podría pasar todo el día.

Sonreí ante sus palabras de alabanza hacia las propiedades relajantes del baño. Pero eso era algo de sobra conocido por todo el mundo, aunque también era cierto que yo le añadía un toque personal con los aceites esenciales que yo misma destilaba. Los aceites esenciales de determinadas plantas tenían marcados efectos relajantes sobre la musculatura, accion que se veía potenciada si se añadían a un baño caliente, como era el caso.

- Me alegra que estes comodo, el agua lleva aceites esenciales de rosa, menta, lavanda y romero. Para la piel y el cansancio muscular.

No es que tuviera mucho cansancio acumulado, pero las largas caminatas acababan por notarse aunque sea ligeramente. Y no me agradaba levantarme tan cansada como me había acostado, y en parte, también lo había hecho porque no había visto a Kyle en todo el día y esperaba que fuera a visitarme...

Cuando Kyle escuchó las palabras de la chica su única reacción fue quedarse mirándola con una expresión de franca sorpresa, nunca se había bañado con una cantidad de aromas tal y, por un momento, casi pensó que lo que estaba haciendo era convertirse en uno de los ingredientes de una extraña sopa, pensamiento este que le hizo sonreir ligeramente antes de mirar hacia arriba, todavía apoyado en la parte trasera de la tina, aunque en esta ocasión se permitió rodear el cuerpo de Medea, sus hombros, concretamente, con uno de sus brazos, acercándola hacia él levemente.


- Sí que es relajante... Quizá lo haga más a menudo.


Dichas aquellas palabras, el muchacho acercó a la chica contra sí un poco y la miró a los ojos con un gesto dulce, permitiéndose acariciarle la mejilla con una de sus manos y acariciando luego uno de los cabellos, con el cual jugó pasándolo entre sus dedos índice y corazón de la mano derecha, todavía sonriendo.


- El baño te debe sentar muy bien, Medea. Estás preciosa...

Me dejé estrechar mientras le observaba, podía ver desde la "desconfianza" inicial a la posterior sorpresa ante el resultado agradable de aquellos ingredientes.

- Ven a verme cuando quieras y te prepararé un baño de estos. Muchas veces prefiero añadir el extracto de dichas plantas a un baño caliente que tomarlas en infusión o tinturas. Es igual de efectivo y más agradable.

Que estuviera en una orden religiosa no significaba que descuidara mi aspecto físico. La belleza era importante para una mujer y un arma muy importante si sabía como usarse, así que procuraba mantenerla cuidada. No me iba a durar toda la vida... El baño diario con esencias, ayudaba a mantener mi piel cuidada.

- Gracias, supongo que será por las esencias... Son recientes...

Las había extraido aquella semana después de una fuerte discusión con el jardinero por haber acabado con todas las rosas del edificio. Lo que no sabía es que también había acabado con las rosas silvestres de los alrededores, eran más delicadas pero el contenido de principios activos era mayor.

Kyle sonrió calmadamente ante la propuesta de Medea y asintió a ella, manteniendo una feliz serenidad mientras la escuchaba y seguía mirándola a los ojos, escuchando sus palabras... Fue sólo cuando acabó que se acercó un poco más a ella.


- No, no son las esencias. No del todo, al menos... Creo, honestamente... Que eres tú. Podría quedarme mirándote horas y no me cansaría. Aunque probablemente acabase queriendo hacer algo más que mirar.


Dichas aquellas palabras, volvió a sonreir levemente, de hecho, había dicho toda la verdad con ello, ya le estaba costando contenerse, ella era preciosa y el hecho de estar desnudos ambos no hacía que sus deseos se inhibiesen, sino más bien todo lo contrario. Por supuesto, no era algo que pudiese decir abiertamente, por más que quisiese estar con ella y que ambos disfrutasen de sus cuerpos, ella debía querer tomar su baño relajante en paz... No quería molestarla con una propuesta así.

Sólo sonrió y se acercó, besándola ligeramente en la comisura de los labios.


- Te quiero, ¿sabes?.

Finalmente acabé apoyando la espalda sobre su pecho, acomodándome, la verdad es que era mejor que apoyarla sobre la dura madera; reposé la cabeza sobre su hombro y entrelacé mis manos con las suyas observándolas con detenimiento, cada pequeña señal. El entrenamiento había endurecido sus manos, pero no lo suficiente como para resultar ásperas. Ejercí un suave masaje sobre ellas, cuando trabajabas con tus manos, había que cuidarlas...

- Si me mirases durante horas te aburrirías, no creo que sea tan entretenido...

Era un detalle bastante bonito por su parte, quizás no tuviera experiencia con las mujeres, pero la sinceridad con que expresaba sus sentimientos era arrebatadoramente encantadora, y no podía negar que no era especialmente torpe con el lenguaje...

- Yo también te quiero

Me coloqué de tal manera que me abrazara por detrás mientras seguía jugueteando con sus manos. Pero enseguida me aburrí, así que cogí el lienzo y tras impregnarlo generosamente de jabón me giré para enjabonar a Kyle.

Kyle sonrió con humor al escuchar la respuesta de Medea. ¿Aburrirse? ¿De mirarla? O se tenía en demasiada poca estima o, claramente, estaba intentando quedarse con él, pero evitó decir nada que pudiese estropear el momento, limitándose a abrazarla por la cintura mientras apoyaba las manos en el vientre de la chica, acariciándolo levemente y sintiendo las manos de ella sobre las suyas, algo que le hizo sonrojarse ligeramente.

Se podría haber quedado así un largo rato, pero cuando la chica se separó no pudo evitar que se dibujase un gesto de leve decepción en su rostro, aunque, viendo que tenía el lienzo impregnado de jabón, enseguida supo lo que pretendía hacer, dejando escapar un suspiro que no se molestó en absoluto en disimular...


- Bueno, supongo que por eso estoy aquí, ¿no es así?


El chico sonrió ligeramente, aún algo decepcioando y, dicho eso, se dio la vuelta, apoyándose de frente en el borde de la tina dándole la espalda a la chica. Su marca quedaba, así, a pleno descubierto, pero siendo ella no le importaba.

Froté suavemente su espalda acariciando cada centímetro de su piel mientras me reía internamente de la molestia que reflejaba su cara por haberme movido de entre sus brazos.

- Si, porque los hombres sudados, sólo resultan atractivos para mirarlos de lejos, no para besarlos...

Pasé la mano por su marca aclarándola del jabón y depositando un suave beso sobre ella. Tenía miedo de su condición de estigmatizado, se avergonzaba de su marca y no conseguñia entender de todo el porque. Sabía que había tenido ideas preconcebidas sobre el trato a los estigmatizados, pero, no había motivos para que siguiese con aquello... Cuando terminé con su espalda seguí con sus brazos.

- Pero no te preocupes, si quieres, puedes volver mañana. Es más, mañana no irás a entrenar...

Me había dado cuenta de que tenía algunos nudos en la espalda, el entrenamiento era bueno, pero el exceso, como en todas las cosas no era nada bueno. Le vendría bien darle un descanso a su cuerpo y un par de manos que deshiciera aquel estropicio muscular que tenía montado.

Kyle dejó escapar un suspiro de resignación al escuchar las palabras de Medea, aunque pronto se sintió muy cómodo recibiendo el masaje de la chica y no pudo evitar sonreír al notar el inconfundible roce de sus labios sobre su marca, aunque se avergonazaba enormemente de la misma, que ella la aceptase como una parte de él y que aceptase lo que era a sabiendas... Era algo que todavía no sabía bien cómo podría pagarle, y que quizá nunca supiese.

En cualquier caso, asintió a la propuesta de volver al día siguiente, sin embargo, que le dijese que no fuese a entrenar provocó que la mirase por encima del hombro con expresión incrédula, ¿no lo decía en serio, verdad? Si no entrenaba no habría forma de que pudiese protegerla cuando los peligros aumentasen de intensidad y, además, no era como si pudiese permitirse descansar sabiendo que la guerra se acercaba, pensaba protestar y decírselo, pero entonces cayó en la cuenta de que ella era una clérigo... Por más que le doliese, ella sabía más de medicina y salud que él mismo y si estaba diciendo eso quizá tendría sus motivos.

No es que le gustase más por ello, de todos modos...


- Normalmente protestaría... Pero ahora mismo estoy en tus manos. Supongo que tendrás motivos para decir que no vaya a entrenar, aunque sigue sin gustarme la idea...


Nada más decir aquello, volvió a suspirar.


- Aunque vas a tener que compensarme por ello, ¿eh?


Por supuesto, bromeaba, y eso se notó en la risa que salió de él justo después. Aunque probablemente no fuese consciente de lo que había dicho... O de cómo podía interpretarse.

Me miró como si estuviera loca cuando le dije que no iba a ir a entrenar, pero enseguida recapacitó. Estaba claro que estaba demasiado acostumbrado a esa rutina y obsesionado con el perfeccionamiento personal.

- Tomatelo como parte del entrenamiento, no podrás mejorar si tu cuerpo no esta en plenas condiciones. Y lamento decirte que no lo está. Cuando consiga quitarte todas esa contracturas quizás me lo piense...

Sonreí cuando me dijo lo de la recompensa, vaya, eso si que no me lo esperaba... No pense que dominara el concepto del chantaje tan bien...

- Por supuesto, un masaje integro hecho por mí vale mucho... Pero como seguramente te vaya a doler bastante, pensaré algo alternativo...

Ya que había aceptado volver a compartir el baño, pensé en pedirle a Melissa que preparara algo para comer en la habitación y así alargar el baño. Y no estaba segura de que pudiera caminar sin cojear después de terminar con sus piernas...

Kyle no pudo quitarle la razón a Medea: Al fin y al cabo, no podría entrenar bien si su estado empeoraba y, lo peor, era posible que incluso entrenar si su estado no era el óptimo fuese a resultar contraproducente, lo que supondría unos problemas bastante serios, a la larga, imaginaba que tendría que resignarse y hacer lo que la chica le decía, al menos, de momento.

Suspiró ligeramente y, cuando ella mencionó lo del masaje, alzó una ceja: ¿Un masaje íntegro? La verdad es que no sabía de qué se trataba, los únicos masajes que conocía eran los habituales, alguna vez Sonia o su madre, e incluso los médicos de Xells, le habían administrado de esos masajes como terapia, pero nunca había escuchado el término masaje íntegro antes. Aunque diciendo ella que iba a doler...


- ¿Un masaje íntegro?  ¿En qué consiste? ¿Y por qué iba a dolerme?

Cuando terminé con él, empecé a frotarme con el lienzo enjabonado. Quitándome el polvo y el sudor del día, luego me situé detrás de él apretando una de las contracturas de sus hombros masajeándola fuertemente con un movimiento giratorio. Si no gritaba de dolor es que no tenía sensibilidad alguna, deshacer las contracturas con masajes era muy doloroso, aunque sin duda lo más efectivo...

- Por esto, digo que duele. Y un masaje integro va desde la cabeza hasta los pies... Deshacer esas contracturas te parecerá una tortura, pero luego me lo agradecerás...

Siempre era igual, al principio soltaban improperios que jamás pensarías que salieran de sus bocas, luego se deshacían en halagos a mi habilidad. Pero eso era así, los hiciera yo o los hiciera quien fuese... Por eso siempre procuraba no forzarme en exceso, prefería no darle la oportunidad a las contracturas de asentarse en mi musculatura... Una lástima que se hubiera asentado en aquella...

Cuando Medea hizo algo, no supo qué, Kyle sintió un dolor tan intenso que sólo su absurda resistencia le hizo capaz de no soltar un grito, quedándose tan solo en un gemido notablemente ahogado. El muchacho se preguntó qué habría hecho la chica, pero cuando giró la cabeza para mirarla y escuchó su respuesta acabó suspirando... Ahora entendía por qué era tan doloroso, pero era necesario, aparentemente.

Aunque...


- Espera... ¿Has dicho desde la cabeza a los pies? ¿Eso significa...?


El muchacho se sonrojó unos instantes y miró hacia  otro lado. Iba a recorrer todo su cuerpo, al menos en la parte trasera con sus manos... Lo cierto es que, si no supiese que le iba a doler, ese pensamiento sería como poco bastante sensual, una lástima que las circunstancias no fuesen otras.  Aunque finalmente acabó sonriendo levemente para bromear.


- Oye... No tienes que buscarte excusas si quieres tocarme, ¿sabes? No es como si no lo hubieses hecho ya... O como si no me gustase...

Me acerqué con una sonrisa tímida para besarle mientras deslizaba mi mano desde sus hombros a su cintura acariciando su pecho. Tenia la piel tan suave...

- No necesito excusas tan malas para tocarte... Nunca las he usado...

No era del tipo de mujeres que necesitaban engañarse a si mismas con excusas para poder tocar a un hombre. Cuando quería, lo hacía; así de sencillo...

Después volví a apoyarme en su pecho, entre sus piernas volviendo a jugar con sus manos mientras disfrutaba del aroma de los aceites y el jabón y la suavidad y rudeza de su cuerpo contra el mío.

- Intentaré ser lo más suave posible, no quiero hacerte daño...

Kyle sonrió ligeramente escuchando las palabras de Medea y, cuando se apoyó en su pecho, él se limitó a rodearle la cintura con los brazos apoyando ambas manos en su vientre, limitándose a escucharla y sentir la espalda contra su pecho, sonriendo tranquilamente, sólo fue cuando la escuchó hablar nuevamente que se permitió hacer algo y, bajando ligeramente el mentón, lo apoyó en la base del cuello de ella antes de depositar un leve beso en el mismo, cerca de la mejilla.


- No seas tonta... Tú nunca me harías daño. Confío en ti.


Tras decir eso, el muchacho se quedó simplemente abrazándola durante unos instantes, pero un sonrojo fue hacia sus mejillas en cuanto se percató de la posición en la que estaban ambos, sintiéndose tímido justo en ese instante. Se percató del estado en que estaba su virilidad y no pudo evitar dirigir la mirada hacia otro lado, sonriendo levemente, al tiempo que empezaba a acariciar el vientre de la chica levemente, besando su oreja con suavidad y acariciándola al mismo tiempo con el rostro.   No sabía si ella querría hacer algo, pero estaban tan cerca que él no podía evitar desearlo.

Era un hombre, después de todo, y estaba con la mujer que amaba, además, el hecho de que su sangre fuese en parte la de un dragón negro no ayudaba en esos aspectos, intensificando notablemente sus instintos cuando su excitación aumentaba, como en aquella situación. Lo cierto es que le estaba costando bastante contenerse antes de hacer algo, quería acariciarla y hacerse uno con ella nuevamente.  Pero no lo haría si ella no lo deseaba.

Siguió acariciando su vientre con una de las manos mientras la otra ascendía ligeramente, deteniéndose a un escaso centímetro de uno de sus pechos mientras la atraía contra sí.


- ... Medea... Quiero hacerte sentir bien...  

Me rei para mis adentros cuando dijo que nunca le haría daño. Admiraba su confianza ciega. Pero él no sabía que realmente si podía hacerle daño. Una lástima para él. Lo siguiente fue más previsible, mucho más previsible y porque negarlo... una opción bastante atrayente. Así que salí del aguay cogí una toalla que mantuve sujeta por la punta de los dedos.

- ¿Me pones la toalla?

Esperaba que saliera del agua y me pusiera la toalla para secarle. Quizás avisaría a Melissa para que me llevaran la cena a la habitacion... Ya había dado el baño por terminado.

Cuando Medea salió del agua, Kyle se limitó a seguirla con la mirada, saliendo poco después de que ella le pidiese que le pusiese la toalla.

El muchacho suspiró con cierta resignación y sonrió levemente, antes de rodear a la chica con la toalla manteniendo las manos a la espalda de ella tras hacerlo, mirándola a los ojos directamente desde una distancia corta: Los ojos de Medea eran preciosos, de un color que siempre hacía que el chico se quedase como perdido en ellos, sin embargo esta vez fue capaz de romper levemente el influjo, limitándose a separarse un poco tras hacerle el nudo en la toalla.


- Ya estás...

Vi la decepción en sus ojos, podía escuchar sus pensamientos, el chasco que se había llevado. Podía incluso tocarlo. Pero enseguida deshice el nudo de la toalla acercándome a él y envolviéndole conmigo en ella. Sin más palabras le besé con pasion mientras sujetaba la toalla a su espalda con mis manos acariciandole en el proceso.

- No puedo negarme a nada que me pidas, a satisfacer todos tus deseos... Te quiero...

Decidí probar si iba cogiendo soltura abandonándome entre sus brazos, dejándome reposar entre ellos dándole a entender que él llevaba las riendas. Aunque realmente no fuera así; pero ellos se sentían más comodos con el poder entre sus manos. Y yo quería que se sintiese agusto...

Kyle ya estaba resignado a que todo se acababa ahí cuando Medea hizo algo que no esperaba, acercándose a él y besándole con gran pasión, no sin antes envolverlo en la toalla envolviéndose a sí misma en el proceso: La sorpresa de Kyle fue notable, tanto que no fue capaz de responder al beso, sólo mirando a la chica a los ojos con un cierto grado de confusión, aunque cuando esta habló finalmente sólo pudo sonreír y, con este gesto leve, se acercó para volver a besarla, sintiendo que ella se apoyaba en su pecho.

¿Significaba eso que... tenía que tomar él las riendas?

La responsabilidad lo asustó un poco en un principio pero, tras tragar saliva, rodeó su cintura con las manos acariciándole las caderas ligeramente mientras bajaba a los muslos, sin dejar de besarla. Un sonrojo de intensidad bastante notable asomó en sus mejillas mientras la atraía contra sí besándola con verdadera pasión pero también dulcemente, separándose sólo para empezar a besar su cuello mientras ambas manos se apoyaban en el trasero de ella... Sólo una fue, inmediatamente después, recorriendo el contorno de la cintura de ella hacia adelante, acariciando primero su vientre y luego bajando hacia su intimidad, aunque el muchacho se detuvo en esta al llegar, como si le preocupase poder hacerle daño a la chica.

La miró un instante.


- Yo también te quiero, Medea... No... No voy a hacerte daño.


Y, dicho aquello, acercó su mano a la intimidad  de ella empezando a acariciarla de forma leve, aunque quizá torpemente, muy probablemente por su preocupación constante por hacerla sentir bien.  Las caricias eran tenues y trémulas, dadas con la palma de su mano izquierda mientras la derecha se mantenía estrujando una de las nalgas de la chica suavemente, dejando bien notoria su inexperiencia.  Simplemente estaba intentando obtener una reacción por su parte... Sólo eso.

Respondía lenta pero satisfactoriamente, le costaba llevar la iniciativa pero lo hacía bastante bien. Cuando su mano se deslizó entre mis piernas no pude evitar un suspiro complacido a pesar de su torpeza. Agarrando su nuca y acercándome a él de puntillas para besarle el cuello; la toalla ya no estaba conmigo, se había perdido en algun momento de sus caricias, pero no recordaba cual.

- Lo se... confío en tí.

Si de algo estaba segura es de que sería incapaz de hacerme daño bajo cualquier circunstancia, y de hacerlo por error, se atormentaría a sí mismo durante mucho tiempo. No era de los que necesitaban ayuda externa para sentirse mal...

Le acariciaba la espalda desde los hombros hasta las nalgas, pasando la yema de los dedos suavemente por su musculatura, sin embargo de vez en cuando no podía evitar clavar mis unas en su espalda, abrumada por las sensaciones y la excitacion provocada.

Al escuchar el suspiro de la chica, Kyle la miró ligeramente, algo preocupado, pero cuando le besó, algo le dijo que estaba haciéndolo bien y que no debía preocuparse, el que ella se lo dijese sólo supuso la confirmación y, con una sonrisa, decidió continuar, acariciando esta vez con una intensidad algo mayor aún usando únicamente la palma de la mano para estimularla, intentando guiarse por las reacciones de la chica, aunque esta vez la mano que antes había estado en sus posaderas pasó de estas a las caderas, luego la cintura y finalmente a uno de los pechos que acarició suavemente.

La miró un instante y, tras un tentativo beso en los labios, se agachó ligeramente para lamer el pecho contrario al que estaba acariciando, durante un instante lo miró con curiosidad pero, sintiéndose compelido a ello y notablemente sonrojado, dejando que sus instintos lo guiasen, acabó por llevarse el pecho de la chica a la boca empezando a lamerlo levemente, rodeando la aureola con la lengua y acariciándolo de ese modo mientras estimulaba el pecho contrario con su mano, estrujándolo y moviéndolo al tiempo que su mano izquierda acariciaba la intimidad de la chica.

Basándose en los gemidos de la chica para saber si lo estaba haciendo bien, Kyle acabó por centrar sus atenciones en el pezón de la chica, inicialmente lo lamió pero luego empezó a hacer movimientos de succión ligera, incluso permitiéndose usar los dientes para estimularlo, intentando ser todo lo suave posible, aunque si había de ser sincero, no acababa de reconocerse. No sabía por qué estaba haciendo lo que hacía, sólo quería que ella se sintiese bien y se estaba, con ese fin, dejando guiar por su sangre...

Esperaba hacerlo correctamente.

Las piernas me temblaron ligeramente, así que me agarré aún con más fuerza enterrando mi cabeza en su pecho y respirando agitadamente mientras pequeños gemidos se escapaban de mi boca, ahogándose contra su piel. Sus instintos le guiaban mejor que a muchos que había conocido. ¿Sería su sangre de dragon? Él lo veía como un problema, como si fuesen a rechazarle por eso, como si fuera peor que el resto, yo no paraba de verle ventajas... ¿Se vería también como alguien indigno se ser mi guardaespaldas? No, no creía que eso fuese así, sencillamente quería hacerlo cada día mejor. Por eso entrenaba tanto...

Sus caricias en el pecho me abrumaban, vaciaban mi mente de todo pensamiento. Me apreté contra su cuerpo ardiendo en deseos de que me tomara, por un momento pensé incluso en responder a sus caricias pero me había dicho a mí misma que él tomaría las riendas. Sin embargo finalmente sucumbí a la tentación deslizando mi mano lentamente desde su estómago hasta su zona más intima dedicándole leves caricias, apenas existentes. Dejando que sintiera la cercanía de mis dedos pero sin apenas rozarle. Quería que se sintiera tan hambriento de mí como yo de él...

Cuando se deslizó hacia abajo no pude menos que sorprenderme, eso si que era una novedad. Y agradable por cierto. En cuanto lo noté cerré los ojos y clavé mis uñas con fuerza en sus hombros. No poseía la técnica más depurada, pero su instinto y sus sentimientos le guiaban maravillosamente.

Muchos hombres me habían amado, o al menos habían creido hacerlo. Sin embargo era la primera vez que probaba en carne propia el resultado físico de unos sentimientos tan puros y fuertes. Podía notar, sentir, acariciar, aquel amor que profesaba, el sentimiento que le llevaba a hacer y desear todo aquello. Era abrumador, en ocasiones pensaba que todo aquello iba a poder conmigo, no, no podía abarcar la inmensidad de sus sentimientos. Era como si estuviera ante algo más grande que yo misma, algo que me superaba en conocimientos, que era más rápido y letal que mi mente.

Finalmente decidí abandonarme por completo, sentir en toda su magnitud aquello, sin controlar mis sensaciones, ni sus movimientos. Prometía ser interesante...

Cuando Kyle sintió las uñas de Medea en sus hombros emitió un pequeño gemido de dolor, aunque lo contuvo mirando hacia arriba tranquilamente: La mano que había estado en el pecho izquierdo de la chica bajó acariciando todo su cuerpo hasta situarse de nuevo en una de sus nalgas y su mano izquierda prosiguió con su trabajo, introduciendo el dedo corazón y moviéndolo circularmente dentro de la intimidad de ella. 

Kyle sentía una inmensa calidez, casi incomparable y, tras unos instantes, extrajo el dedo con curiosidad notándolo ligeramente húmedo, lejos de mirarlo con asco o algo similar, sonrió ligeramente al verlo impregnado de los fluidos de la chica y entonces lamió el dedo con su lengua antes de posar de nuevo la mano izquierda en la cintura de la chica, suspiró, apoyando su rostro en la intimidad de ella durante unos instantes como si estuviese apoyándose en una almohada y, después, la besó suavemente por el exterior, en un beso dulce como indicación a que se preparase.

Llegados a este punto, la sangre de Kyle ardía, sus instintos guiándole en aquella estimulación y quizá fue por eso que, cuando extrajo su lengua en un rápido lametón a la intimidad de Medea, esta se deslizó hábilmente por el exterior de la misma. El primer lametón sólo fue un preludio, sin embargo, y pronto Kyle se encontró trabajando la misma zona que antes había trabajado con sus dedos usando para ello su lengua, saboreando en el proceso el interior de la chica... El sabor era en cierto modo dulce, aunque tenía un deje levemente ácido que no sabía bien cómo describir, sin embargo, una vez lo probó, Kyle quiso más y, por eso, sus lengüetazos se hicieron cada vez más frecuentes y rápidos, mientras sus manos se afianzaban para darle un apoyo a la chica.

Se preguntaba... ¿Lo estaría disfrutando?

Una agradable sensación de bienestar y excitacion me inundaba por completo. Era como si fuese algo novedoso para mi, a pesar de saber de sobra que no lo era. Quizás había algo en todo aquello que le daba ese toque, o quizás es que por algun mecanismo que no era capaz de entender, sentía lo mismo que él en estos momentos.

Solté un gemido más intenso que los anteriores mientras clavaba mis uñas en sus brazos con más fuerza todavía, en parte para mantener el equilibrio que comenzaba a faltarle a mis piernas, ya que las rodillas me temblaban como un flan recién hecho.

Acababa de descubrir un hecho innegable, si aquello era fruto de los instintos de su sangre dracónica. Debía reconocer que aquella raza tenía un potencial infinito. Comenzaba a comprobar las habilidades de su mezcla con los humanos, un talento extraordinario en el combate, resistencia excepcional y unas habilidades amatorias por encima de lo normal. No tenía pensado deshacerme de él tan pronto como del resto, además, me había acostumbrado a su compañía; me sentía comoda a su lado, protegida... y por pirmera vez no me desagradaba sentirme amada por un hombre...

Kyle sólo reaccionó ante las acciones de Medea aumentando el ritmo de sus atenciones: Su lengua se deslizaba dentro y fuera de la intimidad de ella con una habilidad que desmentía su falta de experiencia y sus manos, firmes, no dejaban escapar al cuerpo de la chica aún sabiendo que apenas sí podían soportarla sus piernas, sin embargo, aunque podría haberse quedado saboreándola una eternidad, pronto Kyle se dio cuenta de que él también estaba ardiendo, no podría contenerse durante mucho más tiempo y, dentro de sí, al menos una parte de él, supo que quería recibir las mismas atenciones por parte de la chica, por lo que nada más dar un último lametazo se separó y, levantándose, conectó sus labios con los de ella dándole un profundo beso.

Para cuando se separó, la estaba mirando con una expresión tranquila, aunque por primera vez el rostro de Kyle mostraba una expresión casi dominada por el deseo, algo especialmente evidente en tanto que sus ojos parecían vibrar de excitación y sus labios aún mantenían un ligero rastro de los fluidos que previamente había saboreado.  Nada más besarla, la atrajo contra sí y mordió el lóbulo de su oreja levemente, de un modo casi primal, antes de susurrarle de un modo que le haría helar el espinazo.


- Estoy ardiendo, Medea...  Alíviame...

Al cabo de un rato volvio a subir para besarme, debía reconocer que era extraño aquel sabor, pero a fin de cuentas era el mio propio. Me aferré con fuerza a su espalda con un brazo mientras que con la mano que me quedaba libre retomé las aquellas caricias apenas insinuadas donde las había dejado. quería que me deseara, incluso más de lo que ya lo hacía, si es que eso era posible.

Me solté enseguida de su espalda para recostarme sobre la cama mientras iba atrayéndole hacia mí con mis caricias y soltaba los lazos que sujetaban las cortinas del dosel con la mano libre. Seguín iba apoyándome sobre la cama y subiendo hacia arriba iba colocando mis piernas alrededor de su cintura

- Soy toda tuya.

Dije mientras apoyaba la cabeza sobre las almohadas aferrando mis piernas con firmeza alrededor de su cadera atraéndole hacia mí. Quería sentir cada milímetro de su piel contra la mia...

Kyle se dejó llevar por Medea, jadeando ligeramente ante las caricias de ella en su hombría y sin dejar de besarla en ningún momento más que cuando ella se lo impedía incrementando si cabía más su deseo por ella: Para cuando ambos acabaron en la cama, Kyle estaba tan encendido que su sangre casi lo había dominado por completo, haciendo que las palabras de Medea no tuviesen mayor respuesta que una rápida embestida en la que Kyle puso notables energías, penetrándola con fuerza al tiempo que apoyaba ambas manos en la cama, a los dos lados del cuerpo de la chica.

Las piernas de Medea, rodeando su cintura, le servían no sólo para sentir que ella estaba allí con él sino también para darse cuenta de que no podría irse incluso si en algún momento lo hubiese deseado: La primera embestida no estuvo exenta de cierta violencia, sin embargo, las siguientes fueron a la vez más suaves y más continuas, con las caderas de Kyle manteniendo un ritmo notable aunque no apresurado, dedicándose a disfrutar enteramente del cuerpo de la chica.  Los labios del chico fueron al cuello de la joven y lo besaron depositando leves mordiscos mientras las manos del joven servían como un improvisado apoyo, totalmente necesario en aquel punto pues, de lo contrario, todo su peso caería sobre su amada, con consecuencias potencialmente sumamente perniciosas.

Con cada embestida, Kyle se abría paso más y más dentro de ella, jadeando y respirando de forma ciertamente entrecortada. Sólo dejó de besarla para alzarse un poco, mirándola a los ojos como si pidiese su permiso para continuar, o su guía... Sólo ella podía decidirlo.

Jadeé sorprendida cuando le sentí entrar con violencia, y una leve punzada de dolor me golpeó, pero enseguida se vio reemplazada por la suavidad de sus besos y sus movimientos siguientes. Esos arranques salvajes debían ser obra de su sangre mestiza, pero no me desagradaba, a fin de cuentas formaba parte de él.

Incliné la cabeza ofreciendo mi cuello en cuanto noté sus labios posarse sobre él a la vez que mordisqueaba y besaba el lóbulo de su oreja al ritmo de nuestros cuerpos. Afiancé mis piernas en torno a sus caderas alzando la mía, profundizando nuestra unión.

Había oscurecido casi por completo y las cortinas del doser filtraban la luz de las velas formando claroscuros dorados sobre su piel. Remarcando su musculatura tensarse y relajarse a cada movimiento. Acariciaba su espalda suavemente, maravillada por su cuerpo y el placer que sentía en aquel momento. Clavé mis ojos azules en los suyos mientras le sonreía por toda respuesta a su pregunta no formulada, lamiendo la comisura de sus labios, para acto seguido echar la cabeza hacia atrás alzando todo mi cuerpo hacia el suyo. Deseé que se parara el tiempo en aquel maravilloso momento de perfección, disfrutando de todas las sensaciones que experimentaba como si no hubiera un mañana.

Cuando Medea se alzó hacia Kyle, éste sólo pudo jadear ligeramente, notando la unión más profunda: Si bien ya había estado con ella en una ocasión previa, en esa ocasión el abanico de sensaciones era mucho más amplio, casi indescriptible, la sensación de tenerla en sus manos, de ser uno con ella, su sangre ardiendo en las venas, los corazones de ambos latiendo al unísono, todo ello se combinaba para hacer que la experiencia fuese única y casi irrepetible.

Por eso deseó prolongarlo.

El joven no tardó en echarse hacia un lado en la cama y, aprovechando el impulso, levantó a Medea, haciendo que ella estuviese encima mientras rodeaba las caderas con sus manos, aún dentro de ella: La miró a los ojos azules con una evidente mezcla de deseo y excitación, hasta el momento él había llevado las riendas en aquel encuentro, pero quería que ella también tomase parte activa en aquello, que tomase el control durante unos momentos, le gustaba sentirla, verla desde ese punto de vista y, en cierto modo, sentirse "dominado" por ella.  Quizá fuese su sangre o, simplemente, que quería recordar esa primera vez, pero deseaba que aquello no se terminase, que pudiese verla así.

Se mantuvo simplemente mirándola con una sonrisa dulce. Era ahora su turno para llevar las riendas.

Rodó sobre la cama colocándome encima suya y agarrándome de las caderas. Me miró a los ojos con deseo, esperando que tomara las riendas de nuevo, por lo que agarré sus muñecas y manteniéndolas sobre mis piernas comencé a moverme, suavemente al principio, pero aumentando el ritmo poco a poco.

Mis manos se crispaban en torno a sus muñecas mientras oleadas de placer recorrían mi cuerpo haciéndome olvidar mi familia, la orden todo. En aquel momento sólo existíamos nosotros y aquella habitación en todo l universo, nada más, nadie más. Cerré los ojos echando la cabeza hacia atrás, sencillamente dejándome llevar mientras sentía que el momento del clímax se acercaba cada vez más aumentando el ritmo hasta que finalmente llegó tensando todo mi cuerpo mientras este se movía y apretando mis manos en torno a sus muñecas en un sonoro jadeo final.

Pero no terminaba ahí, mantuve el ritmo mientras miraba a Kyle a los ojos, sonriente y sudorosa, era su turno y quien sabe... quizás el mio de nuevo

Kyle continuó dejando que el ritmo lo marcase Medea, sintiendo su interior cerrarse en torno a él y notando la inmensa calidez de ella: Esto estuvo a punto de hacer que perdiese el control, pero fue capaz de aguantar y, dejándose llevar por ella, se movió al ritmo que Medea marcaba, sólo sorprendiéndose cuando esta se detuvo por unos instantes, mirándola a los ojos con un gesto a medio camino entre la sorpresa y leve decepción, aunque esto duró poco y la chica emprendió de nuevo el ritmo.

Él no fue menos.

Incorporándose, abrazó a la chica de modo que quedó sentado, con ella sobre él en una suerte de cabalgadura y, una vez hecho esto, incrementó el ritmo, usando su propia fuerza para que ella aumentase la cadencia de los movimientos: Hasta ese momento, ambos se habían alternado para llevar las riendas, pero ahora se podía decir que los dos estaban cooperando codo con codo.  El muchacho, una vez empezó a mover a Medea, alcanzó el cuello de ella depositando un beso sobre el mismo además de un leve de mordisco, jadeando con notorio placer al sentir las contracciones de ella sobre su hombría y el movimiento constante de la chica que amaba sobre sí mismo.

Era extraño... Pero casi empezaba a perder la noción de lo que ocurría. Su vista empezaba a nublarse. Pero aún así, aguantaba.  ¿Cómo? No lo sabía. Simplemente así lo hacía.

Entrelacé mis piernas alrededor de su cintura mientras me movía ayudándome con los brazos, aquel cambio era novedoso, pero sin duda agradable. Me abracé a su espalda que usaba como apoyo para moverme clavando las uñas en ella y enterrando la cabeza en su cuello, mordisqueándolo, lamiéndolo mientras jadeaba sobre la humedad depositada por mi lengua y mi sudor.

Me agarré a sus brazos que sostenían mi cuerpo por las nalgas marcando un ritmo frenético y violento pero lleno de pasion, amor y excitacion, que llevaba nuestros cuerpos al límite de las sensaciones, abandonados al más puro placer. A la única consciencia de nuestras caricias, al calor que emanábamos y nos rodeaba y envolvía como una manta protectora, mientras nuestros sudorosos cuerpos se enzarzaban en un sinfin de embestidas que arrancaban excitados gemidos de nuestras gargantas. Sin posibilidad de pensar, no había sitio para la razon en aquella habitacion, tan solo para nuestros sentidos colmados del otro. Tan llenos del otro y tan vacíos de nosotros mismos...

El ritmo se mantenía y de esa forma mi cuerpo se retorcio de nuevo en convulsas sacudidas provocadas por el éxtasis, clavando mis uñas en su espalda, dejando caer hacia atrás la cabeza y apretando el abrazo de mis piernas en su cadera haciendo más profunda e intensa nuestra unión; pero sin parar de moverme, no podía parar, no quería parar...

El ritmo se mantuvo durante varios minutos, quizá llegasen a la hora, entre las convulsiones y los jadeos entrecortados de ambos: Mientras Medea bajaba y subía encima de él, Kyle se limitaba a acompañarla, abrazándola con fuerza y tratando de mantener el aliento hasta que sintió que estaba a punto de liberarse, una descarga recorriendo todo su cuerpo desde su espina dorsal y sacudiéndole por entero al tiempo que su semilla era descargada en el interior de la chica que amaba para, poco después, sus músculos quedarse totalmente relajados al tiempo que el sudor caía por su piel y la respiración empezaba a tomar un ritmo acompasado.

Los ojos de Kyle, que hacía unos segundos habían estado vibrando rojizos, recuperaron su tonalidad azul habitual mientras respiraba en el cuello de Medea, aún abrazándola y sin salir de su interior: Sentía todavía su calidez en torno a él, el calor de su cuerpo junto al suyo propio, una situación magnífica donde las hubiese, pero debía reconocer no sólo que había perdido la noción del tiempo sino que, además, no recordaba haber estado tan agotado y al mismo tiempo tan complacido en toda su vida.

Medea solía causar ese efecto, sin embargo, y la abrazó contra sí, sonriendo levemente, mientras jadeaba.


- Medea... Muchas gracias...

Sentí como finalmente le toco el turno, la verdad es que mejoraba notablemente en poco tiempo, cada vez aguantaba más y se movía mejor. Cansada le empujé suavemente de un hombro tumbándole sobre la cama acompañándole y recostando la cabeza sobre su pecho.

- ¿Porque me das las gracias?

Era algo que no entendía, suplicaba y daba las gracias como si en vez de acostarme con él estuviera perdonando todos sus pecados. Era algo que me desconcertaba por completo, aquella forma de hablarme en esos momentos. Pero lo achacaba a su inexperiencia, no podía ser de otra forma, sin embargo era un casó único, no era el primer hombre al que iniciaba en los juegos de alcoba, pero desde luego, si que era el primero que luego me daba las gracias de aquella forma tan reverencial.

Kyle simplemente abrazó a la chica cuando esta acabó recostada sobre él, acariciándole la espalda y el pelo dulcemente.


- ¿Por qué? No necesito una razón para hacerlo. Aunque... Es por lo feliz que me haces.  Simplemente por eso.


Dicho eso, el muchacho se limitó a mirarla con dulzura, la verdad es que no entendía a qué había venido esa pregunta, y su sonrojo al dar su respuesta se volvió mucho más que evidente, hasta el punto que tuvo que mirar hacia otro lado para tratar de ocultarlo, sonriendo de forma quizá algo incómoda.

Siguió acariciándola, y la miró a los ojos.


- Si el mundo se acabase ahora... No hay otro lugar en que quisiera estar más que este.

Me recosté boca abajo sobre la cama con la cabeza apoyada sobre las manos y las piernas flexionadas con los pies hacia arriba entrelazados el uno con el otro.

- Si el mundo se acabara ahora mismo tampoco es que te diera mucho tiempo a estar en otro lugar... A no ser que pienses salir desnudo al pasillo

Las sábanas estaban en el suelo, pero tiré de la punta de una de ellas echándola por encima de nuestros cuerpos, ahora teníamos calor, pero podíamos quedarnos fríos y no me apetecía pillar un constipado y seguramente a él tampoco. No aguanté mucho en aquella posición, estaba más cómoda con la cabeza en su pecho, por lo que me coloqué a su lado, pegando mi cuerpo al suyo y colocando la cabeza sobre su hombro.

- Tu también me haces feliz...

Aunque me hacían más feliz los planes que tenía para él, que él mismo, pero eso no tenía porque saberlo. Y ahora estaba con el ánimo subido después de aquella gratificante sesión de sexo... No me apetecía estropearla.

[FDI: Creo que ya podemos dar el post por terminado =D ]