Print Page - Un día como otro cualquiera [Warren y Khattara]

Warren había terminado de comer y recogía sus cosas y los restos de la fiambrera que llevaba en su bandolera. Se ató a Ezlander de nuevo al cinto y emprendió el viaje.

Paseaba tan tranquilo por los bosques de Crimea y no se le presentó ninguna anomalía de momento. Esperaba llegar a la próxima ciudad lo antes posible y así poder descansar y saciar su hambre con buena comida. El dinero por su lado estaba menguando y debía de hacer algo si quería seguir sobreviviendo en sus viajes. Quizás aceptaría de nuevo algún encargo o misión aunque no le entusiasmara mucho, pero cuando había hambre todo le daba igual.

Últimamente tenía una vida monótona y no le sucedía nada extraño ni excitante. Incluso tenía ganas de buscar pelea para matar el tiempo.

Corría, corría tanto como sus piernas le permitían, que no era poco. El aire que entraba en sus pulmones quemaba, el corazón latía en su pecho intentando escapar de su prisión y apenas notaba ya su propio peso, ahora solo quedaba el movimiento, no detenerse…

Con presteza apartaba el follaje de su paso, las ramas entorpecían su avance, pero también lo hacían con sus enemigos, además si había algún lugar dónde esconderse en el bosque estaría alejado del camino, el camino no era seguro, nunca lo eran. Había sido tan imprudente, ¿cómo había podido serlo? ¿En qué momento pensó que robarle un grimorio al alcalde de una villa importante de Crimea era una buena idea? Claro que aquel libro poseía encantamientos que ella codiciaba y cómo iba ella a suponer que lo iba a echar tanto de menos, además, ¿a qué venía tanto escándalo si ni siquiera le había dado tiempo a cogerlo? Bueno, al menos había conseguido salir con unas cuantas monedas de la mansión.

Miró hacia atrás, intentando vislumbrar dónde se encontraban sus atacantes y dilucidando si le compensaría o no preparar un encantamiento cuando algo se interpuso en su camino, algo más blando que un árbol sin duda… Miró al objeto que seguramente le trajese la desgracia para encontrarse a un muchacho con su espada larga colgando triste en su funda. ¿Pedir ayuda, mentir, intentar aliarse con el guerrero o seguir huyendo? Empezó a hacer cálculos con presteza, aprovechando que parecía que de momento había perdido de vista a sus perseguidores.

Despistado mirando a los árboles Warren recibió un pequeño golpe en su estómago, al parecer algo le había atacado de repente y se puso en guardia instintivamente. Agarró los brazos de lo que parecía una joven y la apartó del con brusquedad, teniendo en cuenta el susto que le había dado.
¿De dónde había aparecido aquella mujer? La analizó durante varios segundos, y al parecer era una mujer bastante guapa, claro que casi teniendo en cuenta…todas las mujeres que existían en Tellius eran realmente hermosas. La miró de arriba abajo con un poco de desconfianza, la misma que sostenía siempre cuando conocía a alguien, nunca esperaba car bien a nadie desde el principio y tenía la mala costumbre de hacer más enemigos que amigos.

-¿De dónde sales tu? ¿No sabes ir por el bosque o qué?-preguntó algo mosqueado por el golpe.

Pronto sus brazos se vieron cogidos por las fuertes manos del muchacho y fue apartada con más brusquedad de la que hubiera deseado y le dedicó una mirada analizadora con grandes dosis de desconfianza, vaya, parecía que las posibilidades de formar alianza con el joven se estaban reduciendo drásticamente. Tendría pues que pensar en algo que no incluyese un trato de favor por su parte, sin duda no podía perder más tiempo.

- ¿De dónde sales tu? ¿No sabes ir por el bosque o qué? – preguntó con un tono brusco.

A pesar de lo ridículo de la situación, pudo notar como la indignación crecía dentro de ella, ¿por qué tanta hostilidad? Había sido un choque fortuito y sin ningún tipo de intención, ¿para qué iba ella a chocarse si no con él? Sin embargo una vez más, no mostró nada de aquello, simplemente sonrió a modo de disculpa, como si realmente fuera tan torpe. Por una décima de segundo, se planteó usar el encanto electrizante y electrificar su cuerpo por si el chico resultaba ser demasiado incordio, pero lo acabó descartando, el desgaste energético acabaría siendo mayor que el beneficio. Así que lo único que le quedaba era alejarse de él, lo menos que necesitaba en estos momentos era un enemigo más, ya le llegaba con los cuatro soldados que la perseguían a la carrera.

- Lamento mucho haberlo importunado caballero, sin duda iba demasiado distraída pensando en mis asuntos y no me he percatado de su presencia hasta que ha sido demasiado tarde… Ruego acepte mis disculpas – dijo mientras se inclinaba levemente, antes de aprestarse a salir corriendo una vez más - Si me disculpa, proseguiré mi viaje sin importunarle más… – comenzó a decir antes de ver moverse el follaje tras la espalda del muchacho - Aunque quizás en estos momentos me sea un poco imposible – finalizó con una gran sonrisa de niña buena que no ha roto un plato en su vida.

Ahora no había nada que pudiera hacer para evitar la confrontación, en breves los soldados se acercarían y atacarían, esperaba ser lo suficientemente hábil como para derrotarlos, así que empezó a recitar, era lo único que la separaba de una muerte segura.

La chica se disculpó con cortesía y educación, eso hizo que Warren se sorprendiera un poco y sonriera esta vez divertido por la situación. Si se había disculpado ya no tenía nada contra ella, había sido un encuentro casual y a demás no tenía porqué encontrársela de nuevo.

-Disculpas aceptadas...-dijo con un tono algo burlón. La chica se dispuso a cruzar el bosque de nuevo adelantándose Warren y este la miró distraído cómo apartaba el follaje, pero de repente los sentidos desarrollados del joven le adviertieron otros movimientos. Se giró rápidamente y vio a varias personas con aires amenazadores apartando el follaje.

-Genial...- dijo el espadachín desenvainando a su querida espada. La chica misteriosa que se había estampado con él había traído más amiguitos y al parecer no tenían muy buenas intenciones. La chica de cabellos dorados empezó a susurrar palabras arcanas por lo que dedujo que sería algún tipo de lanzadora de conjuros.

Warren no se apartó de en medio, analizó a los enemigos y esperó a que atacaran ellos primero, su táctica siempre se basaba en utilizar la fuerza del enemigo para usarla contra él, su agilidad y velocidad le ayudaban a esquivar a la perfección a sus oponentes y a acertar a la primera sus puntos débiles. Solía terminar los combates lo antes posible, claro que si ellos no la tomaban con él podría pasar ileso de aquella batalla que no le incumbía en absoluto. Pero si pudiera conseguir algo a cambio de salvar a aquella chica...

A penas escuchó las últimas palabras del muchacho, concentrada como estaba en el movimiento de sus manos y en la pronunciación exacta de aquellas palabras que salían de sus labios con presteza. Sus manos comenzaron a refulgir con un brillo dorado sobrenatural, y el sonido de las chispas danzando entre sus dedos resonó en el claro, acumuló un poco más de energía, esperando el momento oportuno para liberarla.

A su vez, los soldados sonreían complacidos con su trabajo, sin duda no había sido fácil seguir a la chica a través del bosque con aquellas armaduras, que si bien no eran demasiado buenas y eran más decorativas que otra cosa, limitaban bastante su movimiento. Vaya… parecía que la maga tenía un amiguito, deberían haberlo sospechado, una osadía como la suya no podía llevarse a cabo en solitario.

Los soldados rompieron la fila, intentando acorralar a la pareja en el centro. Sin embargo, antes de que pudieran avanzar un par de pasos un rayo salió disparado directamente hacia el rostro de uno de ellos, atravesándolo limpiamente y haciendo que el cuerpo humeante se desplomase en el suelo.

- Dejadnos marchar y no os haré nada - amenazó con una voz fría, esperando que sus palabras tuvieran algún tipo de efecto. Lamentándolo por el muchacho, de poco iba a servir que amenazase ella sola, así que no había tenido más remedio que incluirlo, en caso de que le supusiera algún problema era un tema del que iba a tener que ocuparse más tarde.

- ¡Pagarás por lo que has hecho maldita bruja! – gritó enajenado uno de ellos, quien comenzó a correr con la espada levantada, intentando partir en dos al muchacho que se interponía entre él y su víctima, buscaba venganza y la iba a tener sin importarle lo que hubiera en medio.

El soldado que estaba a su lado cargó contra el chico apoyando a su amigo, tan pronto vio que este se lanzaba contra el muchacho, solo que la fuerza de su espada iba en sentido contrario al primero, la estocada sería de abajo a arriba. Iba a ser difícil para el joven hacerse cargo de ambos, esperaba que fuera lo suficientemente hábil para no morir en el primer enfrentamiento.

Por su parte, comenzó a entonar una vez más, a un ritmo más acelerado, esperando no cometer ningún fallo por culpa de la prisa y sabiendo de antemano que no lo haría. El último soldado que quedaba aprovechó el tiempo que debía invertir la muchacha para acercarse a la carrera a ella, ahora todo dependía de quién fuera más rápido.

Los soldados rodearon a Warren en pocos segundos, al parecer le habían tomado por el compañero de la maga y eso le hizo enfadar. Ya tenía bastantes problemas y enemigos para ganarse más de forma gratuita. Antes de que el soldado de enfrente arremetiera contra él Warren dirigió una mirada a la hermosa joven. Podría aprovechar esta oportunidad y llevarse algo a cambio.

-Me has metido en un buen lío forastera… ¿qué podrías ofrecerme si te ayudo en esta batalla?- susurré cerca de su oído para más tarde poner la espada en posición de bloqueo. El soldado que me había atacado era bastante musculoso y fuerte, sabía que no aguantaría mucho sosteniendo su espada y menos aún defenderse si el otro soldado pretendía atacarme por el costado. Miró un momento a la chica que parecía estar conjurando contra el enemigo que quedaba y calculó que la distancia entre ellos dos era la suficiente como para que sus oponentes no le hicieran daño, así que empujó al primer soldado bruscamente hacia atrás con la espada con tal de hacerle retroceder y cuando este estaba en desequilibro por pocos segundos le pegó una patada en la armadura para tirarlo hacia atrás y más tarde rodar por en suelo en dirección contraria antes de que comenzara la estocada del siguiente enemigo.

Se levantó rápidamente colocándose en posición de guardia esperando al segundo que estaba enfurecido mientras que el otro solado intentaba erguirse con la pesada armadura que llevaba. Esquivó de nuevo con facilidad agachado y clavó su espada en la pierna del humano. Ezlander se tiñó de la primera sangre del día y el enemigo cayó al suelo herido sujetándose la rodilla por el dolor que le causaba, dejando paso a su otro amigo aún más enfurecido.

-Os perdonaré la vida si desaparecéis ahora…-Dijo no muy convencido de que funcionara mientras le apuntaba con Ezlander.

La mirada enojada del joven no le pasó desapercibida, tampoco le sorprendió... A nadie le habría sentado bien verse inmerso en una batalla que no le concernía en absoluto y de la cual probablemente no sacara un mayor beneficio que el de continuar con vida.

- Me has metido en un buen lío forastera… ¿qué podrías ofrecerme si te ayudo en esta batalla? - llegó a sus oídos la voz del muchacho, pidiendo la recompensa que le correspondería, sonrió para sus adentros sin perder ni un ápice de concentración, sin duda la pregunta merecería una respuesta que ella no podía darle y que él no parecía poder atender en esos momentos.

Pudo ver como el muchacho se deshacía con gracia de los soldados que se habían lanzado contra él, empujó a uno al suelo y se desembarazó con maestría del otro, sin duda se trataba de un buen espadachín.

Por su parte, la distancia entre ella y el soldado que se dirigía con la espada en alto dispuesto a matarla de una única estocada se reducía drásticamente, siguió conjurando, manteniendo la posición, ahora no podía huir. El rayo salió disparado de sus manos cuando la espada estaba a escasos centímetros de su rostro, obligándola a soltar la energía al tiempo que se tiraba al suelo y rodaba por el mismo para evitar el golpe.

Se levantó con presteza para ver cómo el segundo cuerpo humeante se desplomaba en el suelo. Aprovechó para mirar a su nuevo aliado, sin duda no parecía necesitar ayuda, pues su espada estaba teñida por la sangre del soldado.

- Os perdonaré la vida si desaparecéis ahora… - dijo seriamente.

El herido no pudo más que reírse, desesperado y dolorido, dos de sus compañeros habían fallecido, sería una deshonra huir, además de una temeridad, pues si el hecho llegaba a oídos del alcalde lo harían ajusticiar. Su compañero, cegado por la ira ni siquiera escuchó las palabras del guerrero, simplemente se acercó a él y volvió a cargar, esta vez con mucha más fuerza, impulsado como estaba por la ira.

- Pagarás bastardo! Los dos pagareis por esto!! Hoy será vuestra sangre la que regará estas tierras!!! - gritaba desquiciado.

-Bien, cómo deseeís- Warren sonrió despreocupado y burlón a la vez, al ver que ninguno de los dos pretendían hacerle caso. Según su punto de vista hubiera preferido huir antes de que perder su valiosa vida, pero si los soldados eran tan idiotas y temerarios no era su culpa. No podía entender esa fidelidad que le debía a sus superiores, morir con las manos vacías, no tenían un gran significado para él. Uno vivía por si mismo, y no tenía porqué preocuparse por otra cosa, para eso habías nacido, para disfrutar esa vida que te han otrogado.

Warren sabía perfectamente que aquel soldado era demasiado grande para él y no podría con él solo. Su fuerza física le superaba con creces y su espada era el doble de ancha que su amiga a si que prefierió otro plan inusual que le resultaría más eficaz y seguro.

Cuando el enemigo estuvo cerca de él los ojos de Warren se tornaron momentáneamente algo rojizos y susurró unas palabras que solo podía escucharlas Ezlander.

-Al cuello...-susurró cómo indicando órdenes a la espada y en un segundo, el arma salió disparada de su mano para dirigirse direca y con precisión al lugar dónde su amo le había indicado. Ezlander se clavó de pleno en el cuello del enemigo y éste empezó a desangrarse hasta desplomarse en el suelo. Con otro susurro la espada volvió a la mano izquierda de su dueño y miró esta vez al soldado que estaba herido en la pierna. No pretendía terminar con su vida ya que no podía amenazar la suya en ese estado a si que dirigió la mirada de nuevo a la hermosa hechicera.

-¿y bien? aún no me has respondido a la pregunta... caminó hacia ella divertido aunque sabiendo que el trabajo ya estaba hecho y que quizás no reciviría recompensa ninguna, pero si no era así sabía cómo ser un perfecto incordio cuando alguien le debía un favor.

Su cara no reflejó la sorpresa que había despertado la espada del muchacho al alzar el vuelo y ensartarse en la garganta de aquel soldado enorme, vaya… interesante espada, al final había resultado de lo más excepcional haberse encontrado con el joven, sin duda un chico curioso digno de prestarle algo más de atención, si no a él, a su fascinante arma.

- ¿Y bien? aún no me has respondido a la pregunta... – preguntó divertido, ignorando por completo al caballero que se encontraba herido en el suelo.

Qué harían con él, se preguntó. No era una asesina como para matarlo en semejante estado lamentable y tampoco una santa como para preocuparse por su destino, así que de momento ella también hizo caso omiso del pobre soldado que seguía tendido en el suelo incapaz de levantarse.

Se acercó a su aliado momentáneo, sin saber muy bien cuál sería la respuesta más apropiada, al fin y al cabo, la batalla estaba ganada, por otra parte, ella necesitaba reposar un poco y la espada del muchacho no era algo que quisiera estudiar tan a fondo, o al menos, lo último que quisiera estudiar antes de morir… Esa espada… sin duda sería más que interesante obtener más información sobre ella, interesante espada…

- No sé – dijo encogiéndose de hombros inocentemente - No poseo nada de valor, ¿pero es que acaso a un caballero como vos no le vale con haber ayudado a una dama en apuros? – comentó antes de escuchar como el soldado herido rompía a llorar a sus espaldas.

Warren suspiró resignado. ¿qué es lo que les pasaba a las chicas de Tellius? Siempre lo mismo, no poseían nada de valor que pudieran ofrecerle, pero decirle eso él no le le hacía sentirse nada conforme. Ayudar a los demás no era su actividad favorita, no le gustaba hacer cosas gratis y todavía menos si la gente nunca se dignaba a ayudarle cuando tenía problemas, ¿porqué entonces él debería sacrificarse por los demás?

-¿En serio piensas que hago las cosas gratis? –sonrió divertido- algo podrías ofrecerme...aunque no sea oro, seguramente llevas algo útil...o simplemente me podrías hacer algún favor...- dijo analizando a la chica en busca de algo útil del que aprobecharse. Fue entonces cuando reparó en el soldado herido de nuevo, se acercó a él con aires de superioridad sabiendo que nada podría hacerle.

-Has tenido suerte de seguir con vida…-sonrió burlón-sería mejor que te marcharas y olvidaras todo lo que ha pasado aquí. Si yo fuera tu empezaría a aprobechar esa oportunidad que te hemos dado y disfrutaría de la miserble vida que me quedara… sonríe alejandose de él y después volviendo hacia la chica.

Off Rol: lo siento por el retraso u.u se me ha fastidiado internet ;o;

- ¿En serio piensas que hago las cosas gratis? – fue la respuesta del muchacho, que si bien sonreía de una manera más bien divertida, no parecía para nada contento con el resultado - algo podrías ofrecerme...aunque no sea oro, seguramente llevas algo útil...o simplemente me podrías hacer algún favor... – comentó mientras la miraba analíticamente, se llevó una mano a las caderas y apoyó su peso en una de ellas, en una posición relajada, dando a entender que realmente no tenía nada que darle. Esperaba poder librarse del muchacho sin perder aquellas piezas de metal que casi le habían costado la vida.

- ¿Qué piensa mi señor que podría ofrecerle una maga viajera como yo? – comentó con una sonrisa divertida a su vez.

El muchacho se acercó al soldado que lloraba desesperado, sin saber qué hacer aún en el suelo, sin siquiera tener oportunidad de levantarse. Escuchó las palabras del joven guerrero, estaba totalmente de acuerdo con ellas, sin duda el joven soldado había corrido mejor suerte que sus amigos, a pesar de ello, tenía claro que muchas veces el peso de la vida puede aplastarte, velando las satisfacciones que la misma te puede aportar y haciendo que anheles el descanso eterno. De todos modos, no podía dejarlo allí, acabarían encontrándolo tarde o temprano y si lo encontraban a él, probablemente la encontrarían a ella.

Así que cuando su recién descubierto compañero de aventuras regresó junto a ella, no pudo más que negar con la cabeza y sonreír levemente.

- No deberías ser tan duro con el joven… – a pesar de que seguramente el soldado tendría unos cuantos años más que su compañero. Se fue acercando poco a poco al manojo de lágrimas y nervios que era el chico, acabando agachada a su lado, puso su mano en su hombro, haciendo que la mirara y obligándolo a prestar atención, había aprendido hacía tiempo que el contacto físico era importante para trasmitir mensajes, no sabía por qué, pero normalmente la gente solía reaccionar mejor - El pobre no cumplía más que con su obligación, ¿temes volver a la villa? – preguntó con una voz que delataba una preocupación que en realidad no sentía. El caballero asintió, sí, sin duda aún era un muchacho - ¿Hay algo que te retenga allá? ¿Tienes una familia? ¿Una esposa y vástagos de los que cuidar? – la negación fue la respuesta ahora, un “no…” a penas audible - Entonces haz caso al muchacho, vete de aquí, el mundo es muy grande y el destino te acaba de brindar una segunda oportunidad, ¿por qué no la aprovechas? Puede que la senda sea larga y difícil, pero al final de la misma encontrarás lo que llevas anhelando toda tu corta vida – dijo mientras sonreía con dulzura, intentando inspirar sus palabras y que se las creyera, ella no veía el futuro, no se encontraba entre sus dones, solo la Diosa sabía qué le depararía al muchacho en su devenir, sin embargo, ella solo necesitaba que se alejase de la villa.

La palabra señor en sus labios sonaba tentadora. Le parecía una forma divertida de sacárselo de encima, pero sabía ser especialmente pesado cuando sentía que le debían algo.

- No deberías ser tan duro con el joven…-

-¿Duro, yo?- protestó el muchacho-pero si le he dado un buen consejo….-sonrió divertido mientras la joven maga se alejaba para consolar al guardia y ayudarle a que emprendiera una nueva vida. Le pareció divertida la manera de transmitirle su mismo mensaje pero de manera comprensiva y amistosa, teniendo en cuenta de que había estado a punto de matarles a los dos momentos antes. Seguramente tendría una gran influencia que ella fuera una mujer….

-Muy bien señorita maga…pero ¿has pensado como va a moverse el “chaval”? –dijo con doble ironía.

-   ¿Duro, yo? – preguntó incrédulo el muchacho a modo de protesta - pero si le he dado un buen consejo… – continuó mostrando una de aquellas sonrisas divertidas que hacían que ella se plantease intrigada dónde estaba aquel chiste que la vida le contaba y el resto parecía no entender. Sin duda un chico curioso…

De todos modos continuó con su discurso, haciendo caso omiso de la razón que tenían las palabras del joven guerrero, ellas no ayudaban, lo que el soldado necesitaba eran palabras dulces y edulcoradas que ayudasen a quitar un poco de aquella carga que él mismo se había autoimpuesto.

-   Muy bien serorita maga… pero ¿has pensado como va a moverse el “chaval”? – dijo no sin una carga ingente de ironía en sus palabras.

Sin duda aquella herida iba a ser un problema bastante importante y su magia no era de la que podía sanar aquello. Suspiró, consciente del problema que se presentaba ante ella, una vez más tendría que pensar en algo, ¿pero en qué? Ni siquiera tenía muy claro dónde se encontraban… Sólo que no era lo suficientemente lejos de dónde deberían, ni mucho menos.

-   ¿Sabes dónde estamos? O al menos… ¿si hay algún monasterio cerca dónde podamos – se frenó a tiempo para no decir deshacernos - refugiar a este pobre joven?

Posteriormente se acercó a la pierna aún sangrante del joven, sin duda aquello iba a dolerle y probablemente le dejara una leve cojera para el resto de su vida, pero tenía que detener la hemorragia y sólo se le ocurría una manera. Sus manos volvieron a refulgir una vez más con aquel brillo eléctrico antinatural.

- Esto te va a doler… – avisó.

Fue entonces cuando la maga puso su mano sobre la herida, cauterizándola al instante al mismo tiempo que un grito agónico salía de la garganta del joven. Al menos el problema de la sangre y el rastro estaba solucionado.

-Au...-contrajo el rostro - eso debe de doler...-dijo escuchando los gritos de agonía del soldado.

Warren miró en silencio como la maga cerraba las heridas y la hemorragia que minutos antes había causado su espada. Por un momento pensó que su energía había sido desperdiciada y no recompensada, pero sabía que había marcado a ese hombre de por vida y quizás le guardara rencor. No le hacía gracia tener que viajar con él, pensaba que podría vengarse en cualquier momento.

-¿un monasterio?- se cruzó de brazos y empezó a pensar. Sabía que aquellos eran unos bosques frondosos pero que a la mitad del camino entre las dos ciudades habría alguna posada seguramente.

-Creo que recordar que hay una posada...quizás allí puedan atenderle...- y supongo que también podríamos descansar también, pensó el joven espadachín.

- ¿un monasterio? – repitió mientras cruzaba los brazos y su rostro adquiría un aspecto pensativo – Creo recordar que hay una posada… quizás allí puedan atenderle… – terminó afirmando.

Suspiró resignada, una posada no era lo mismo que un monasterio, pero al menos era mejor que dejarlo en el bosque, dónde tarde o temprano acabarían dando con ellos. Un buen sitio dónde descansar apropiadamente era lo que necesitaba, eso y pensar en todo aquello que había hecho mal, repasar sus errores mentalmente en su búsqueda infinita por alcanzar la perfección, esta vez la lista no era precisamente breve.

Cogió una de las ramas que había en los bordes del claro que parecía adecuada y se la tendió al soldado para que la usara de soporte, no iban a poder cargarlo todo el trayecto y mucho menos estarían dispuestos a hacerlo, de hecho si ella no lo estaba era totalmente imposible que el joven guerrero que se había visto accidentalmente envuelto en todo el asunto y aún no había recibido recompensa alguna llegase a preocuparse por una nimiedad como aquella.

Así comenzó a caminar tras la guía del guerrero, su nuevo aliado temporal cuyo nombre, ahora que lo pensaba con detenimiento aún no sabía…

[Off Rol: perdona por el retraso u.u es que hasta que no tenga el internet fijo el wifi hace lo que le da la gana xDDD]

Dejó trabajar a la pobre maga mientras ayudaba al soldado a levantarse y a empezar a caminar tras sus pasos. Por su expresión, parecía que no le agradaba el hecho de que hubiera una posada en vez de un Monasterio. Sabía que en el lugar sagrado de la Diosa podrían curarle las heridas con más rapidez pero ¿desde cuándo la chica deseaba salvar la vida a aquel soldado?. A él le daba prácticamente igual, ya se había metido en esa pelea por casualidad y no debía nada al soldado que momentos antes había tenido intención de matarle, ya era una suerte que Ezlander le hubiera dejado vivir así que tendría que estar agradecido igualmente. A demás de que todavía sentía que la joven le debía un gran favor. Mientras ella se dedicaba a conjurar para derrotar a dos soldados, uno desprevenido y otro para ella solita, le resultó ser demasiado fácil mientras él tenía dos a la vez.

En realidad eso no le importaba mucho, había luchado contra más bandidos que atacaban a la vez, pero no tenía que estar pendiente de si su compañero se encontraba bien, por eso odiaba tener compañía. Sus acompañantes siempre resultaban un estorbo. Miró a la chica de reojo mientras cargaba con el hombre y siguió caminando siguiendo su instinto animal para situarse y encontrar el camino.

Nunca supo cómo empezar una conversación, aunque no parecía el mejor momento para molestar, a demás de que aún desconocía los nombres de sus “compañeros” pero como no se fiaba del soldado solo faltaría que le dijera su nombre para que le persiguiera la guardia en otro pueblo.

El silencio que había entre los caminantes la ponía nerviosa, no era que a ella le interesase particularmente ningún tipo de conversación, o que desease demasiado escuchar las voces de aquellos hombres, o saber cuales eran sus ambiciones y motivaciones, sin embargo aquel silencio la ponía nerviosa… quizás por que el silencio daría al joven soldado más tiempo para reflexionar, y que él reflexionase no era nada conveniente.

Así que debería pensar en algún tipo de estrategia para poder despistarlo en caso de que aún estuviera ansioso por vengarse de ellos en cuanto pudiera. Frunció el ceño interiormente, pensando que lo más probable era que tuviera que repartir aquellas monedas de oro que casi le habían costado la vida con ambos caballeros, podría conseguir más oro, pero si ellos se llegaban a aliar contra ella lo tendría bastante difícil. Ahora que lo pensaba, ¡cómo había podido escapársele! El soldado aún llevaba esa maldita armadura llena de garabatos y escudos de la nobleza, sin duda tenía que conseguir que se la quitase.

Sonrió pensando en la ocasión que le daba aquello para matar dos pájaros de un tiro, podría empezar a emponzoñar la mente del joven soldado con información falsa sobre ambos viajeros y a la vez deshacerse de aquella armadura que tanto mal le podía hacer al llegar a la posada, en caso de que hablase siempre podrían decir que era un demente, un pobre lisiado que se habían encontrado y los confundía con otra gente. Sí, mentir no se le daba nada mal y no creía que su joven compañero se negase a colaborar en aquella mentira… de todos modos, pronto lo descubriría.

- Querido, ¿no crees que nuestro compañero de viaje estaría más cómodo sin esa pesada armadura? – las palabras de compañerismo y apoyo solían ser eficaces y ella había escuchado historias increíbles sobre relaciones de amor que habían surgido de secuestros y hechos tan deleznables como aquellos, no había investigado más a fondo, pero bueno, nunca era tarde para saber si aquello podía ser cierto por muy imposible que pareciera – Sin duda le será más fácil caminar, no se preocupe, mi esposo y yo nos ocuparemos de que no le pase nada – continuó hablando como si ella y su compañero de viaje no hubieran sido los causantes de su tragedia, por el tono convencido de su voz cualquiera hubiera dicho que no era así – ¿No es así querido? – preguntó al joven mientras le dedicaba una sonrisa dulce, como si realmente fueran una pareja de recién casados.

Por parte de sus acompañantes, tampoco parecía que iban a soltar ninguna palabra que matara aquel silencio. El soldado estaba bastante ocupado en pensar en el horrible dolor de su pierna, y la maga seguramente le susurraba maldiciones por dejarle hacer todo el trabajo e ir cargada como una burra. Warren distraídamente miraba hacia todos los lados para orientarse y encontró de nuevo el camino que guiaba hacia la otra ciudad. Había peligro si lo seguían ya que quizás el señor mandara más de sus siervos a registrar el bosque a si que el joven espadachín decidió tomar otro camino, un tanto más alejado del de piedra pero siguiendo su mismo sentido. Podían llegar a la posada perfectamente sin ser avistados.

-Querido, ¿no crees que nuestro compañero de viaje estaría más cómodo sin esa pesada armadura?- La maga se refirió a él con amabilidad y cariño.

Warren se detuvo bruscamente y parpadeó dos veces con el rostro sorprendido, como estaba de espaldas a sus seguidores no se habían dado cuenta de su reacción. ¿Le había llamado lo que él había oído? La joven prosiguió hablando y Warren cada vez entendía más sus intenciones. Por un lado parecía algo estúpida si pretendía engañar al soldado haciendo ver que eran marido y mujer, ya que hacía media hora hablaban sobre la recompensa que ella le debía y no parecían conocerse de nada. Quizás el herido fuera lo suficiente tonto para no darse cuenta de que le estaban timando pero no había nada malo en seguirle el juego. Quizás si lo que pretendía era vender su armadura radiante, podría aprovecharse y ganar unas cuantas monedas que le hacían falta.

La joven le sonrió de una manera que le provocaba escalofríos. No estaba acostumbrado a la gente amable y menos aún que le dedicaran tales sonrisas. Pero como Warren era un astuto mentiroso compulsivo y sabía esconder bien sus sentimientos pudo seguirle el juego perfectamente.

-Claro mi vida…creo que sería lo mejor…-se acercó al soldado pensando que lo que acababa de decir era algo vomitivo-Si me permite, le ayudaré a quitársela…debe de pesarle mucho y más con esa herida, normal que le cueste caminar. Yo se la llevaré el resto del viaje si no le importa…-

Cuando le hubo quitado la armadura, el espadachín mandó una mirada de intriga a la rubia sin que fuera descubierto por el enemigo.

- Claro mi vida…creo que sería lo mejor… Si me permite, le ayudaré a quitársela…debe de pesarle mucho y más con esa herida, normal que le cueste caminar. Yo se la llevaré el resto del viaje si no le importa… - respondió el muchacho.

Sonrió, satisfecha por el hecho de que su reciente compañero temporal de aventuras fuera lo suficientemente hábil para seguir su mentira, o al menos no lo suficientemente estúpido como para arruinarla. Si bien, el hecho de que se quedase con la armadura no le hacía especial ilusión, pues lo que ella pretendía era deshacerse de ella por completo, hacer que se desvaneciera como si nunca hubiera existido, nunca, jamás. Bueno, al menos la venta de la armadura daría al muchacho aquella recompensa por la que tanto había preguntado...

¡Maldición! ¿Cómo se le había olvidado? ¿En qué punto había comenzado a mentir a aquel soldado sin darse cuenta de que minutos antes había estado negociando con aquel joven? Parecía que el soldado no se había dado cuenta, pero no podía llegar a saber si aquel joven muchacho era lo suficientemente buen mentiroso como para seguir su trama tan solo por no acabar más dañado...

Debía pensar rápido cómo unir aquella mentira que había sido lanzada al aire en un momento de desesperación con aquella realidad que funestamente habían representado ante el pobre soldado que tantos quebraderos de cabeza le estaba dando y del que cada vez tenía más ganas de deshacerse...

El silencio volvió a planear sobre ellos como una sombra... qué debía decir, qué debía hacer para salir de aquel embrollo, y así recuperó una sensación que desde hacía mucho sentía perdida, no sabía qué hacer.

Cuando Warren le quitó la armadura vio como la joven estaba un tanto nerviosa. Seguramente se había dado cuenta de que nuestra mentira quizás se desvaneciera si el soldado se daba cuenta y preguntaba, pero parecía que el muchacho estaba demasiado preocupado por el dolor de su herida que por sus agresores que ahora intentaban ayudarle.

Se paró un momento delante de ellos mientras sujetaba la armadura, se había dado cuenta de que tampoco parecía un buen “marido”, y odiaba hacer cosas amablemente sin tener recompensa alguna. Quizás por aquella armadura le darían un buen saco de piezas de oro a sí que lo que importaba ahora era que el plan funcionase a la perfección pero para eso tenía que ponerse de acuerdo con la chica, sino podría decir algo que no tocaba y el soldado se alarmaría.

-¿Estas cansada cariño? Si quieres puedo cargar al joven el resto del camino...tu mejor no deberías forzarte…- Se acercó a la chica con paso lento y amable y le dio la armadura y entonces se acercó aún más a ella y la abrazó, llevando sus labios hasta la oreja de la maga para que pudiera escuchar los susurros que el soldado no podría avistar.

-Si el soldado pregunta ya improvisaremos…pero no digas nada de momento, o sospechará más…-

Se hizo un silencio cuando se abrazaron y antes de despegarse de ella como si fuera un enamorado susurró de nuevo divertido.

-Me debes una….muy grande…- sonrió con su irrisible sonrisa ladeada de siempre

FdI*: Siento muchísimo el retraso, pero no he tenido tiempo entre unas cosas y otras de ponerme antes =( Lo siento mucho!

- ¿Estas cansada cariño? Si quieres puedo cargar al joven el resto del camino...tu mejor no deberías forzarte…

La voz del muchacho la sacó de sus cavilaciones por un instante, de repente se había transformado en un joven de lo más amable y atento, ¿acaso se habría puesto tan nerviosa? ¿Parecía tan ensimismada? El cuerpo del joven acercándose a ella y rodeando el suyo fue aún más sorprendente, quién se iba a imaginar que aquel guerrero intentara ser tan convincente, devolvió el abrazo como cualquier pareja haría, aprovechando para poner durante unos segundos e imaginariamente su carga sobre los hombros de él.

- Si el soldado pregunta ya improvisaremos…pero no digas nada de momento, o sospechará más… – susurró a su oído. Para continuar diciendo antes de separarse - Me debes una….muy grande… – susurró mientras mostraba una carismática sonrisa ladeada. Estaba claro que estaba tomándose todo el asunto con mejor humor que ella.

No pudo más que devolverle la sonrisa, una sonrisa divertida, curiosa y extrañada. Sí, sin duda le debía una enorme… Y aún así no tenía ni idea de cómo saldar aquella deuda, o cómo librarse de pagarla.

Tras una buena caminata llegaron a aquella posada que de cuya presencia había hablado el muchacho anteriormente. No era demasiado grande, tampoco estaba demasiado bien conectada a ninguna parte… quizás eso fuera una buena señal.

- ¿Hemos llegado ya cariño? – preguntó con una sonrisa cansada.

FdI2*: Me pareció lo más práctico llegar ya, si no estás de acuerdo avisa y edito… La verdad es que te estoy dando un montón la tabarra :$

Off rol: no te preocupes ^^ al menos ya has vuelto xDDD

Warren odiaba tener que ser más caballeroso que de costumbre, y detestaba ser amable. Pero en este caso tenía que esforzarse un poco si quería conseguir un saco de monedas. Llevó al soldado herido hasta la posada del camino de manera que ninguna de sus acciones amables resultaba sospechosa. El joven parecía estar bastante aturdido por el dolor de la herida y seguramente no tenía ganas de abrir la boca. El problema sería entonces cuando llegáramos al refugio. Cuando se le pasara el dolor de la pierna ya sería otra cosa. Quizás le entraran ganas de hacer preguntas pero para cuando eso ocurriera Warren ya estaría muy lejos del bosque.

Warren calculaba cada centímetro de posibilidades y probabilidades que podrían ocurrir dentro de la posada. Él único momento en el que tenía que tener mucho cuidado era dentro de la posada. Tenían que mentir a la perfección a los posaderos y eso no le resultaría muy difícil. El muchacho mentía más que hablaba y solo tenía que reunirse a solas con la hechicera para hablar de su recompensa y después marcharse al día siguiente.

Para cuando el plan estaba trazado en la mente del chico las palabras de “su mujer” le trajeron de vuelta a la realidad. Odiaba esos motes estúpidos cariñosos, pero no tenía más remedio que aceptarlos de momento. Le resultaba extraño que alguien se refiriera a él con “bonitas” palabras.

-Ya hemos llegado…- sonrió como un enamorado a pesar de sentirse un poco estúpido haciendo eso.

Bien, entrar en la posada era el momento más delicado de todos. Ambos habían acordado sin mediar palabras continuar con la farsa del matrimonio, al menos el mayor tiempo que pudieran. Si tan solo pudieran dejar al soldado en la posada y regresar cada uno de ellos a sus quehaceres… si tan solo pudiera dejar a ambos caballeros en la posada y reencontrar sus pasos en el camino. Sí, la verdad es que ese no sería un mal final para un día horrible.

- Ya hemos llegado… - dijo mientras sonreía su recién estrenado por lo que esperaba poco tiempo marido.

- Eso parece querido – sonrió mientras entraba con aire decidido, al menos lo mejor que podía dado que iba cargando parcialmente al soldado, en aquella pequeña posada en el medio del camino.

Dentro de la misma, el ambiente era inexistente. Tras un par de mesas vacías se encontraba la barra del bar, desde la cual se podía comprobar cómo el corpulento posadero limpiaba unas jarras que parecía que hacía años que nadie había tocado. Se acercó a la barra para preguntar por una habitación, se preparó para realizar una de sus mayores interpretaciones, dedicando una mirada triste y de genuina preocupación al posadero y aquel tono de voz que sugería que la maga era incapaz de mentir, comenzó a argumentar.

-Oh gracias a la Diosa, bendito sea. Hemos sido asaltados en el camino y este pobre caballero está gravemente herido, pero gracias a la Diosa hemos encontrado un lugar dónde resguardarnos – comentó totalmente nerviosa debido a la traumática experiencia que se suponía debía haber vivido. Esperó la respuesta del posadero antes de continuar, no quería que la actuación se le escapase de las manos.

Off Rol: Siento haber tardado tanto en contestar, no me llegó ningún mensaje de aviso o.o Espero que quieras seguir jugando conmigo u.u

Entraron a la posada vacía de en medio del bosque. Seguramente era demasiado pronto estar allí, ya que ninguna mesa no estaba ocupada, ni los gritos y risas adornaban la sala y ninguna gota de cerveza fría había sido derramada. Warren analizó al posadero atentamente y se dirigió a dónde estaba su supuesta esposa.

-Necesita atención urgente…llévelo a alguna habitación solitaria…- recalque la última frase. Solo faltaba que nos lo encolomaran más.

El posadero nos miró con ojos de preocupación y se acercó a mí para evaluar al herido –vaya por dios…menudo corte… ¿Así que fueron bandidos? Últimamente hay muchos en este bosque…no dan más que problemas- El fuerte posadero me ayudó a llevar al soldado al piso de arriba. Subimos por las escaleras y lo acostamos en una de las habitaciones más cercanas. El hombre parecía estar balbuceando sin sentido. Mejor así, hasta que no se recuperara no podría soltar prenda, tendría que estar agradecido de que fuéramos buenos actores.

-Yo me quedaré aquí a atenderles…ustedes deben estar cansados, si quieren pueden bajar a tomar algo, mi esposa debe de estar en la cocina…- dijo el posadero mientras comenzaba a vendar al herido.

-Gracias…- dije intentando no atragantarme con esa palabra y bajé las escaleras esperando que la muchacha me siguiera. Era hora de echar cuentas.

FDI*: No worries at all, con lo que tuviste que esperar tú por mi muchas veces, que menos que por una vez no sea yo la que se retrasa ;)

El posadero los miró preocupados, gracias a la diosa, el aspecto de ellos distaba de resultar excesivamente bueno, debido a la batalla en la cual también habían participado. Eso sería un punto a su favor también que ayudaría a alejar sospechas. Además, en un golpe de suerte que ella no pudo más que achacar al destino, resultaba que habían tenido algunos altercados en los últimos tiempos. Sonrió al posadero, de manera agradecida, teóricamente por la ayuda que le estaban brindando, pero más agradecida por lo en bandeja que se lo estaban poniendo.

Bajaron a la taberna, tras dar las gracias al posadero, donde la amable mujer del mismo los atendió:

- Qué desean tomar estimados viajeros - preguntó con una sonrisa amable en el rostro.

- Una pinta de hidromiel sería fantástica después de lo que hemos pasado, ¿qué deseais vos querido? - preguntó mirando al chico con una mirada que daba a entender que preguntaba por algo más que el pedido.

FDI: gracias ;o; xDD

Warren tenía que seguir fingiendo, y estaba harto de esa comedia, a si que sonrió ligeramente a la mujer y contestó a su pregunta con astucia.

-Yo prefiero una copa de vino por favor…y si puede me gustaría que nos diera la llave de la habitación para ir dejando nuestras pertenencias, si es posible…-

La mujer asintió y trajo las bebidas, seguidamente nos ofreció la llave de la que sería nuestra habitación como matrimonio feliz. Warren miró a la mujer del posadero y con una sonrisa la persuadió para que les hiciera la cena de mientras que ellos subían a la habitación.

El espadachín cogió las llaves todo decidido y subió las escaleras, esperando que su falsa esposa hiciera lo mismo. Era hora de charlar con normalidad.

FDI*: De nada mujer, todo un placer ;)

- Yo prefiero una copa de vino por favor…y si puede me gustaría que nos diera la llave de la habitación para ir dejando nuestras pertenencias, si es posible… – si no hubiera sabido que su relación era ficticia estaba segura de no haberlo notado en absoluto, pero la rubia empezaba a percibir cierto tono de hastío en la voz del muchacho, sí, sin duda el hecho de fingir ser pareja lo incomodaba. Sonrió divertida ante este hecho. ¿Acaso no había tratado con mujeres antes? ¿Quizás tenía alguna damita en algún pueblo perdido por el mundo adelante suspirando por él y no quería sentir que la traicionaba? ¿O simplemente estaba tan obsesionado con el metal?

Sigió al joven al piso de arriba, a la vez que este cogía la llave de su habitación compartida. En cuanto llegaron a la habitación, la rubia cerró la puerta tras ellos. Esta no era para nada espaciosa o lujosa, una cama ni siquiera demasiado grande donde podían dormir dos personas y una mesa con una silla eran todo el amueblado de la misma. Se sentó en el borde de la cama, con las palmas apoyadas sobre el colchón y los brazos estirados hacia atrás y cruzó las piernas en una pose premeditadamente sensual.

- Bueno… por fin solos – dijo dedicando una sonrisa totalmente deslumbrante a su acompañante.

Warren tragó saliva cuando vio cómo era la habitación. ¿Tenían que dormir en un lugar tan estrecho? No le gustaba mucho la idea de que solo hubiera una cama, pero si se quejaba seguramente habría alguna sospecha por parte de los posaderos. Suspiró tranquilo de dejar por fin esa farsa y actuar con normalidad, aunque los gestos de la rubia no le hacían sentir muy cómodo

- Bueno… por fin solos- dijo con una sensualidad que le hizo ponerle los pelos de punta.

-Ya puedes dejar de fingir….- por fin podía hablarle de manera normal, más que normal era algo borde, pero él siempre trataba así a los demás, fueran hombres o mujeres, pero quizás con los hombres fuera aún más cínico. El espadachín se sentó al lado de la chica, dejando a Ezlander a un lado y apoyando los antebrazos en sus piernas, mirando fijamente a la pared que tenía en frente.

-Me debes una muy gorda ¿sabes? Espero que cuando venda la armadura me saque un buen saco de monedas…- la verdad es que perfectamente podía haberse largado y dejarla tirada, pero una pequeña punzada de caballerosidad impedía dejar a una chica en peligro, por eso intentaba consolarse de no ser tan “malo” buscando una recompensa después.

-¿qué vas a hacer ahora? ¿Tienes algún plan?-

- Ya puedes dejar de fingir... - respondió él de un modo un tanto borde. Pero sin poder evitar sentarse a su lado, apoyando los antebrazos en sus piernas y dirigiendo la vista a la pared de enfrente. Como si mirarla le resultase de lo más desagradable.

- No sé que he hecho ahora que os pudiera llevar a pensar que estaba aún actuando, tan solo me he sentado cómodamente sobre la cama - el tono era de lo más juguetón, haciéndola plantearse si no estaría jugando demasiado y que quizás debería parar tan solo por no buscarse un problema con el joven.

- Me debes una muy gorda ¿sabes? Espero que cuando venda la armadura me saque un buen saco de monedas…

- Lo sé, soy plenamente consciente de ello, y agradezco tu ayuda. Apostaría lo que fuera que ganareis una buena suma con la armadura que compense vuestra ayuda - sonrió, con una sonrisa agradecida y amable. Realmente el chico merecía algún tipo de compensación por su ayuda.

- ¿qué vas a hacer ahora? ¿Tienes algún plan? - negó con la cabeza con suavidad, haciendo que uno de sus rubios mechones se deslizara por su rostro.

- Lamentablemente no, pero algo se me ocurrirá - siempre pasaba, o al menos solía pasar - ¿Y vos? - dijo girando su cuerpo para enfrentarse al suyo.

¿Siempre se dirigía a alguien así de amable? Tenía una forma bastante peculiar de hablar. Warren no era para nada cortés, y solía ser más bien bastante maleducado. Directamente jamás había aprendido buenos modales, sus padres no tuvieron mucho tiempo para enseñarle y la vida le había dado muchos palos, con lo que el respeto se lo pasaba por el forro. Al fin y al cabo el rey y el peón acababan en la misma caja.

El espadachín puso una mueca ante el gesto de la chica. Se ponía bastante nervioso cuando una chica se le dirigía así, teniendo en cuenta el sentido del peligro, o más bien el sentido animal que tenía dentro.

- Lo sé, soy plenamente consciente de ello, y agradezco tu ayuda. Apostaría lo que fuera que ganareis una buena suma con la armadura que compense vuestra ayuda -

-Más te vale…- pensó que era lo mejor después de todos los nervios que había pasado. La rubia parecía bastante despreocupada, no tenía ni idea de lo que iba a hacer, pero hasta ahora les había funcionado bien eso de ir sobre la marcha. A todo eso, Warren se había dado cuenta de un pequeño detalle, que no había tenido presente hasta ahora.

-Ahora que lo pienso…ni si quiera nos hemos presentado- dijo sorprendido. Con los apodos de “cariño” y “mi vida” habían conseguido distraer al guardia, pero no sería normal que no supieran sus nombres.

-Soy Warren…Warren Wolfson- sonrió como siempre solía hacerlo. Una sonrisa curvada de lo más egocéntrica y divertida.

- Más te vale... - ella sonrió un tanto juguetona, más ahora que sabía que a su compañero le ponía los pelos de punta eso.

- ¿Vendréis a perseguirme si no? - bromeó, dando a entender que quizás entonces esa opción le pareciera incluso mejor. Lo cual no era cierto, pero resultaba estimulantemente divertido, aunque quizás se arrepintiera de ello más adelante.

- Ahora que lo pienso…ni si quiera nos hemos presentado - dijo sorprendido - Soy Warren…Warren Wolfson - comentó dedicándole una sonrisa cuvada, totalmente divertida y un tanto sardónica.

- Mi nombre es Khattara - no dio su apellido, no lo veía necesario. Hacía tantos años que había dejado de usarlo que casi ni era capaz de asociarlo a su propio nombre. Tendió su mano a la del guerrero, intentando descubrir si él iba a estrechársela o no.

- ¿Vendréis a perseguirme si no? - Warren cruzó los brazos y sonrió burlonamente a la maga.

-Os aseguro de que no os gustaría esa idea…- El chico sonrió esta vez más sincero y estrechó la mano a Khattara. No sabía muy bien que decir después. Eso de “encantado” o “un placer” le parecía demasiado hipócrita para su gusto. No podía decir que le había gustado eso de involucrarse para salvar a una chica en apuros, pero la chica tampoco le había caído mal.

-Bien Khattara…propongo que cuando bajemos a bajo retomemos nuestros papeles, pero sin exceder los límites…ya sabes…- dijo más bien cómo si fuera una amenaza. No le gustaba nada que la gente se le acercara mucho.

-Cenaríamos y volveríamos a la habitación cómo si no hubiera pasado nada y mañana por la mañana nos marcharemos tan pronto cómo podamos, antes de que vengan más guardias a por nosotros…-

- Salir por la noche al bosque sin provisiones y con lobos cerca sería un suicidio. La ciudad más cercana queda a medio día de camino. Lo mejor sería marcharnos por la mañana, así quedaríamos bien con los posaderos, no sospecharían nada y a demás estaríamos descansados después de todo lo que ha pasado - ella rió con suavidad al darse cuenta de lo que había dicho en su afán por huir de aquella situación.

- Cierto, en qué estaría pensando... lo lamento, ha sido una idea bastante estúpida por mi parte. Menos mal que os tengo a vos para cuidar de mí, me pregunto qué pasará una vez nos separemos - sonrió una vez más sugerentemente sin poder evitarlo... como si realmente pretendiera que él fuera a cuidar de ella para los restos.

Warren sonrió divertido al ver que la muchacha había reconocido su error. Se sentía bien cuando le daban la razón, aunque eso sucediera pocas veces. El espadachín era un hombre prudente y desconfiado, pocas veces se metía en problemas porqué sí.

- Cierto, en qué estaría pensando... lo lamento, ha sido una idea bastante estúpida por mi parte. Menos mal que os tengo a vos para cuidar de mí, me pregunto qué pasará una vez nos separemos-

Warren alzó una ceja y se quedó mirando en silencio a la chica. En un segundo pasaron muchas cosas por su cabeza, la mayoría trataban de dinero y eso hizo que se le ocurriera una gran idea.

-Bueno eso depender…de cuánto pagarías por mis servicios…- dejó escapar. Se pensó mejor lo que iba a decir después.

-Pareces una chica que se mete en muchos problemas, podemos hacer un trato si quieres. Yo te escolto hasta un lugar en el que puedas permanecer segura y yo me gano un buen saquito de monedas de oro…-

- Bueno eso depender… de cuánto pagarías por mis servicios… - Khattara sonrió divertida ante el lapsus más que evidente del muchacho, así que tenía más amor al oro que a la carne... bueno, aquello era... interesante - Pareces una chica que se mete en muchos problemas, podemos hacer un trato si quieres. Yo te escolto hasta un lugar en el que puedas permanecer segura y yo me gano un buen saquito de monedas de oro… - una risa leve y divertida escapó de los labios de ella.

- Sí, soy una chica problemática... - dijo con tono divertido, claramente entretenida con aquella conversación - ¿Pero tan poca probabilidad de supervivencia creéis que tengo sola? Además, ¿cuánto oro creéis que poseo? - sí, si tuviera monedas y monedas de oro, ya iría con escolta.

- Sí, soy una chica problemática... – Evidentemente problemática, después de haber montado aquel numerito teatral para que la guardia no terminara con sus vidas - ¿Pero tan poca probabilidad de supervivencia creéis que tengo sola? Además, ¿cuánto oro creéis que poseo? – Tenía mucha razón. Parecía una chica indefensa, aunque Warren nunca sabía por dónde podrían salirle las personas que dominaban la “magia”. Solían ser muy espabiladas y escurridizas, quizás la muchacha no aparentaba lo que era. Pero era evidente que no llevaba dinero encima, entonces le resultaba menos que útil.

-Umh…y ¿no tienes un trabajo? ¿No sabes hacer nada?- Quizás fuera una cazarrecompensas como él, o una niña que se había escapado de su casa.

Umh…y ¿no tienes un trabajo? ¿No sabes hacer nada? dijo tras meditarlo un buen rato.
Bueno... Se hscer algunas cosas... dijo dedicándole otra mirada sensual, recorriendo su cuerpo centrímetro a centímetro, más por el mero afán de divertirse con la reacción del muchacho, que porque esperase que aquello fuera a funcionar aunque nada en lo que puedas estar interesado creo... terminó de sonreír divertida, mirando aún los labios del muchacho Claro que estoy abiertana sugerencias dijo trasladando ya su vista a sus ojos.

Si, había desempeñado muchos trabajos durante breves temporadas, pero nada a lo que pudiera sacar provecho ahora mismo, como él aparentaba sugerir.

-Bueno... Se hacer algunas cosas...- Warren notó su escrutinio y se puso ligeramente nervioso. Seguramente la maga lo había hecho a posta y lo cierto es que había funcionado. El espadachín no podía ignorar sus sentidos animales ante las mujeres hermosas, pero podía controlarse ante situaciones así, ya que no quería volver a repetir los fracasos anteriores, por mucho que llevara el estigma bajo vendas.

-Claro que estoy abierta a sugerencias- Si, las sugerencias eran obvias, pero solo Warren sabía que estas cosas luego terminaban mal. El chico se levantó algo molesto, no por la muchacha sino más bien por él.

-Entonces nada…me llevaré la armadura y me la cobraré en la siguiente ciudad, si quieres venir conmigo puedes, pero no creas que voy a estar pendiente de ti por si las cosas salen mal.-

Otra vez aquella farsa, que empezaba a resultar cansina para Warren. Era un perfecto actor, un perfecto mentiroso, y sabía que su actuación iba a funcionar perfectamente, alejando esa armadura valiosa de su poseedor y haciendo fortuna con ella en alguna ciudad cercana. Pero eso no era lo que le preocupaba. Khattara podía despertar su sentido más animal si quisiera, pero podía permitirse en aquel momento dejar de actuar cómo una persona con sentido común.

El chico abanzó hacia la puerta y la abrió algo molesto, intentando recapacitar y tranquilizarse, para pode continuar siendo "una parejita de recién casados".

Bajó las escaleras y se encontró allí al posadero, que había dejado su cena ya preparada en una de las mesas.

-Por aquí, sentáos- dijo señalando a una mesa en concreto.- espero que la velada sea de vuestro agrado, señores.-

-Gracias- comentó con un tono seco y después una sonrisa algo forzada, mientras se sentaba en la mesa y miraba hambirento a ese pollo recién cocinado, indefenso, y preparado para ser devorado...

Fire Emblem: Shadows of the Empire

Zona OOC => Dream Land => Topic started by: Warren Wolfson on November 22, 2009, 09:10:03 am