Rendiciones [Kyle] [+18]

[Kyle]

Kyle se dejó llevar por la chica y, cuando ambos hubieron acabado sobre la roca, se dejó caer sobre ella sin dejar de besarla, apoyando ambas manos en la roca para que el peso de su cuerpo no cayese enteramente sobre ella y se mantuvo besándola hasta que ella habló, pidiéndole que se saciase.

En aquel momento, Kyle sonrió ligeramente.


- Como desees.


Al decir aquellas palabras, Kyle bajó ligeramente apoyándose sobre sus rodillas y quedando a gatas sobre ella tan cercanamente que casi podía sentir el pecho de ella rozando el suyo, y volvió a unir sus labios con los de Medea, que saboreó largamente. Mantuvo el beso durante unos instantes antes de separarse y, al hacerlo, depositó un beso más, esta vez en la mejilla, para continuar con uno en el cuello de la joven... Pero sentía que eso no estaba siendo suficiente, lejos de calmar sus ansias, estas estaban creciendo cada vez más, no era una sensación molesta, pero sí enormemente extraña.

Sintió la necesidad de acariciar su cuerpo y una de sus manos rodeó uno de los pechos de la joven, acariciándolo y contorneándolo en una caricia leve, mientras sus labios descendían desde el cuello de la joven a la otra de sus formas, lamiendo con su lengua el recorrido.  Cuando finalmente llegó al seno que su mano no acariciaba, Kyle se mantuvo miándolo con un leve sonrojo y dirigió la mirada a la joven, tragando saliva... ¿Estaría bien que hiciese eso? El tacto del pecho de la chica era suave, enormemente suave y placentero, pero sentía que quería más... Su sangre no dejaba de arder, casi amenazando con quemarle, y el pecho de ella se le ansió un manjar sabroso.   Cerró los ojos y, tras un instante, lo besó ligeramente, antes de centrar sus atenciones en la aureola que se formaba, recorriéndola con la lengua suave y trémulamente.

No sabía qué estaba haciendo, para ser honesto... Pero sabía que quería unirse a ella. Y que quería cumplir su deseo de saciarse de ella.

[Medea]

Sus caricias me hacían cosquillas, era agradable y mi cuerpo respondía por sí sólo moviéndose inconscientemente hacía el suyo. Sin embargo no estaba lo suficientemente obnubilada como para perder el contacto con la realidad, notaba su inexperiencia que rezumaba por los cuatro costados. Así que tomé las riendas y girando mi cuerpo rodé sobre él situándolo debajo de mí.

Le besé de nuevo, descendiendo hacia abajo sembrando besos y pequeños lametones por todo su torso. Debía reconocer que el entrenamiento había hecho maravillas, tenía un cuerpo masculino firmemente delineado, su fibrada musculatura se contraía allá por donde pasaban mis manos o mi boca. Y me sentí poderosa, saber que en mis manos tenía su corazón y su placer. Sabía que él no podría dar el primer paso, por lo que le sonreí y me deslicé sobre él permitiendole adentrarse en mi interior.

Dejé escapar un suave gemido al sentirle, oleadas de placer recorrían mi cuerpo instándome a obtener más y más. Y como ya había dicho, no pensaba contenerme. Empecé a moverme sobre él, suavemente, disfrutándo de cada caricia y besándole en los labios, mordiéndole el cuello y el lóbulo de la oreja. Dejando escapar suspiros de placer.

[Kyle]

Kyle se vio notablemente sorprendido cuando Medea empezó a responder a sus caricias moviéndose hacia las mismas, pero esta sensación se vio notablemente acentuada cuando ella lo hizo girar y acabó situada sobre él, cambiando de golpe el balance de poderes de un modo que al aprendiz resultó increíble pero al mismo tiempo sumamente excitante, sólo pudiendo quedarse mirándola a los ojos mientras ella se situaba sobre él.

Cuando lo besó, lo único que fue capaz de hacer fue ir hacia ella, respondiendo al beso mientras un jadeo leve empezaba a apoderarse de su respiración, jadeo que se intensificó cuando ella empezó a descender... Y una vez sintió la calidez de la chica rodeando su hombría, el chico fue incapaz de quedarse indiferente, dejando escapar un leve sonido mientras cerraba los ojos, sintiendo que sus pensamientos se nublaban.

Nunca, jamás, había sentido algo así, era como si una corriente eléctrica empezase a extenderse por todo su cuerpo, como si una enorme chispa lo invadiera: El interior de Medea era cálido y lo envolvía por completo, mientras su propio cuerpo respondía al contacto endureciéndose, todas las fibras del cuerpo respondiendo a aquel contacto. Por instinto, sus manos volvieron a situarse en las posaderas de ella, rodeando su cintura y acompañaron el movimiento mientras la joven se movía sobre él, dejando que fuese ella quien tomase las riendas.

Ella era en aquel momento quien tenía el poder, pero a Kyle no le importaba: Se sentía demasiado obnubilado, demasiado poseído por aquel placer, como para centrarse en nada más... Sus labios besaban los de ella y su cuerpo respondía a los besos de la chica mientras un leve jadeo empezaba a escapar de sus labios y su corazón aceleraba enormemente sus pulsaciones. En aquel momento el cuerpo de Medea sobre el suyo le pareció mucho más hermoso, como si fuese un ángel y, aunque sentía miedo por lo que estaba sintiendo, por el modo en que su sangre e instintos estaban tomando el control sobre su razón, no le dio la menor importancia, sólo deseó que aquello no se acabase mientras empezaba a mover a la chica sobre sí mismo, mirándola directamente a los ojos cuando se separaba.

Se sentía bien... Como nunca se había sentido y esto se reflejaba en sus manos, que apretaban y liberaban de forma rítmica las posaderas de la chica, acariciándolas y masajeándolas para acompañar sus subidas y bajadas. Si aquello era lo que se sentía, no le extrañaba que tantos y tantos perdiesen la cabeza...  En absoluto.

[Medea]

Podía sentirle responder a mis caricias, a mis besos, a mis movimientos, con todo su ser. Era sin duda halagador, así que yo también respondía a los suyos con la misma intensidad. Fui aumentando el ritmo gradualmente y finalmente lo mantuve, poco a poco se iba soltando y dejándose llevar por sus sensaciones, por sus sentidos e instintos y así debía ser. O al menos así era como yo quería que fuera, y por supuesto, lo conseguía. Sin embargo mentiría si dijera que yo no hacía lo mismo, mis instintos primaban ahora por encima de mi razón, pero no me importaba. En ese momento nada importaba, sólo su cuerpo contra el mío.

Seguí así hasta que noté como se acercaba al clímax, momento en el cual me permití llegar a mí también mientras aumentaba el ritmo para que pudiera experimentar lo mismo que yo, un momento infinitamente, pequeño, apenas una fracción de segundo, pero que se hacía eterna, tan perfecta, tan ligera y a la vez tan pesada... En la que no había nada más que su piel y la mía, su sudor y el mío, nuestros gemidos ahogándose en nuestras bocas. No había nada más. Cuando sentí que había llegado hundí mis manos en su pelo apoyando la cabeza en su cuello y reposando mi cuerpo agotado sobre el suyo.

[Kyle]

Y, entonces, el clímax.

Una poderosa sensación se apoderó de Kyle algún tiempo después de que Medea empezase a moverse sobre él y, cuando lo hizo, lo envolvió por completo: Sus pensamientos se esfumaron, todos sus músculos quedaron en tensión y una poderosa descarga eléctrica recorrió todas las fibras de su cuerpo llenándole en cuestión de unos instantes al tiempo que sus ojos se cerraban quedando casi en blanco, un éxtasis que pareció llevarlo a la locura a juzgar por el modo en que apretó sus manos en torno al trasero de la chica, manteniéndose así hasta que aquello recedió, algo salió de él y, finalmente, el cansancio se apoderó de todo su cuerpo precedido por un sonoro jadeo.

Al sentir las manos de Medea en su cabello, los brazos de Kyle rodearon el pequeño cuerpo posado sobre el suyo y lo acunaron, atrayéndolo contra él: El muchacho estaba sudoroso y los cabellos, ligeramente mojados, caían sobre la roca en la que estaba como una cascada, pero sus manos se posaron una en la cintura de la joven y la otra en su espalda a medida que iba recuperando el aliento, aún dentro de ella. La sensación de calidez que lo embargaba no recedía, pero sí lo hizo la rigidez que había apoderado su cuerpo hacía tan solo un momento... Una vez se sintió lo bastante recuperado, sin embargo, Kyle acarició nuevamente el cuerpo de Medea, con los ojos ligeramente entreabiertos y con un brillo extraño en los mismos.

Depositó un beso sobre su cabeza, suave, tranquilo.


- Ha sido... No sabía que podría sentir algo así. No tenía... Ni la menor idea... Medea... Gracias.


Quizá podría decir algo más, pero no quería estropearlo, así que se mantuvo en silencio, simplemente acariciando a la chica.  Su cuerpo ahora parecía mucho más pequeño en comparación con el de él y sus pechos apoyados sobre los suyos seguían creando una sensación extraña, cómoda aún así, que le hacía sonreir... Había oido historias de que la primera vez siempre era inolvidable pero, en aquella ocasión, podía afirmarlo con toda certeza.  Dudaba que fuese a olvidar eso en toda su vida.

Y su corazón latía de un modo que no comprendía. Sólo pudo alzar ligeramente su mentón con una mano y, al hacerlo, cuando conectó sus ojos con los de ella, se adelantó levemente, plantando otro leve beso, suave y modesto, sobre los de Medea... Poco después volvió a echarse hacia atrás, simplemente mirándola y acariciando sus cabellos con una mano, enredándolos entre sus dedos mientras otra de sus manos seguía reposando en la cintura de ella.


- Eres preciosa... ¿Lo sabes?


Dicho eso, sólo quedaba disfrutar del silencio.

[Medea]

Ahora llegaba el momento de las moñadas, y con Kyle no iba a ser una excepción, enseguida abrió la boca jodiendo el momento. Pero esto era así y además, tampoco me molestó tanto. Quizás es que estaba demasiado cansada como para molestarme tanto como otras veces.

- No... no tienes que darme las gracias, yo también... ha sido maravilloso.

Fingí estar ligeramente avergonzada, a fin de cuentas la naturalidad con la que habitualmente trataba el sexo no pegaba demasiado con la máscara que había forjado delante de Kyle. Me quedé así un rato más hasta que noté como el frío comenzaba a apoderarse de mi cuerpo.

- Será mejor que volvamos o pillarás un resfriado.

Dicho esto me levanté sonriéndole y bajé hasta el agua, ahora sí que necesitaba un baño, por lo que me puse a nadar un poco con el objetivo de eliminar de mi cuerpo el sudor y demás liberados hacía sólo unos minutos. Seguidamente nadé hasta que pude caminar en dirección a la orilla. Allí me dí cuenta de que empapada como estaba el vestido no me entraría, así que lo cogí de la mano y esperé a Kyle.

[Kyle]

Al escuchar Kyle las palabras de Medea, reaccionó con una ligera decepción: La verdad es que le hubiese gustado quedarse algún tiempo más con ella en esa posición, sin embargo, tuvo que darle la razón, debido al hecho de que con sus cuerpos mojados y con la brisa presente en la zona las probabilidades de que pudiesen enfermar eran muy elevadas, especialmente en el caso de Medea, aunque él no fuese inmune tampoco al frío, el cual empezó a notar tan pronto la chica se separó de él.

El muchacho se mantuvo durante unos momentos en su posición antes de tirarse al agua, donde pasó unos minutos para lavarse después de aquello y, después, se dirigió a donde habían quedado sus ropas, tomándolas en sus manos a sabiendas de que ponérselas, empapado como estaba, no sería buena idea... Eso no le impidió, sin embargo, cubrir a Medea con su capa para evitar que cogiese frío, dirigiéndole una mirada tranquila mientras se aseguraba de que la capa no caería.


- No quiero que cogas un resfriado.  Deberíamos ir a la cueva y hacer una hoguera, esperaremos allí a que las ropas se sequen con el calor... Y nosotros también.


Dichas aquellas palabras, el muchacho sonrió tranquilamente, tomando de la mano a la joven mientras llevaba sus ropas a hombros.  Lo cierto es que aquella había sido una experiencia ciertamente inolvidable pero, a medida que andaba, no pudo evitar pensar en las implicaciones que ello tendría: Si los rumores corrían, eso sería considerado un acto de desafío a su familia, lo que significaba que tendrían que tener un cuidado mucho mayor que hasta aquel momento.  Los ataques y atentados contra ella estaban a punto de recrudecerse.

Pero Kyle no temía. Podría protegerla, sin falta. Sí. De aquello no albergaba la menor duda... Ni la más mínima. No pensaba perderla. Nunca.