Fire Emblem: Shadows of the Empire
March 28, 2024, 04:13:48 pm
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Noche de Lobos

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Author Topic: Noche de Lobos  (Read 321 times)
Cronista
Cronista del Reino
Héroe
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« on: July 20, 2009, 01:07:14 pm »

En una época oscura, más allá de lo que la historia pretende recordar, hubo una guerra entre dos fuerzas divinas, Caos y Orden: Ashera, la Diosa del Orden, envió a sus paladines, el dragón Deghinsea, la Beorc Altina y el león Soan a luchar contra la conocida como Yune, Diosa del Caos.

El resultado de aquella batalla es por todos conocido: Los paladines de Ashera se alzaron con la victoria tras una dura batalla y, tras aquello, la paz se hizo... Sin embargo, no sólo la mirada de la Diosa estaba puesta en aquel momento sobre los mortales. La paz no fue duradera y, siglos después, fuerzas oscuras comenzaron a conspirar para corromper Tellius una vez más, fuerzas oscuras que, siglos después, aún siguen observando desde las Sombras esperando el momento en que deban alzarse.

Mucho tiempo ha que la Gran Guerra de Tellius ha terminado y, mientras la fuerza de la oscuridad conocida como el Imperio cierne sus garras sobre el continente de Tellius, una fuerza oscura, oculta hasta ese instante, empieza a conspirar desde las entrañas del continente.  Porque, durante las épocas del Caos, hombres oscuros empezaron a manipular ciencias ignotas buscando equipararse con los Dioses y, aunque fueron derrotados, no así exterminados.

Su investigación dio su fruto. Un relicario fue forjado en fuegos negros que, tras su derrota, contuvo su odio y furia, todo el rencor hacia aquellos que los habían derrotado... Durante siglos, el relicario estuvo oculto, más allá de donde ningún mortal había marchado jamás, pero finalmente, ha llegado el momento en que despierte.  La oscuridad del Imperio ha resonado en el medallón, llamando a las fuerzas tenebrosas que dormitan en su interior...  Pronto, todo Tellius podría temblar.

Fuerzas oscuras avanzan desde ambos frentes... Y sólo unos pocos podrán detenerlas. Sólo unos pocos... Sólo... Los Elegidos.

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Los días habían estado pasando de una forma relativamente anodina para la exploradora Jade.  Hacía ya algún tiempo que había abandonado su tierra y sido liberada por los soldados de Crimea que la habían apresado, afortunadamente, la ayuda de la condesa de Fayre y la razón de los caballeros había probado su inocencia tanto como la de sus compañeros y tal había sida la amabilidad de sus nuevos "anfitriones" que habían decidido darle tanto a ella como a sus compañeros la oportunidad de servir temporalmente como ojeadores al servicio de Crimea.  Desde esa posición de privilegio, Jade y Seiken tenían carta blanca para moverse por el Reino, siempre y cuando informasen de sus hallazgos a la condesa, con plena libertad.

Hasta el momento, no habían hallado gran cosa, lo esperado en una Guerra: Tierras marcadas por la guerra, villas asoladas... Pero también remanentes de esperanzas, lugares donde las gentes aún miraban al futuro con optimismo y acogían a los visitantes con hospitalidad.  Es en una de estas villas donde Jade y Seiken se hallaban, alejada de la capital de Crimea y, sorprendentemente, a salvo de las manos del Imperio...  Por alguna extraña razón, los soldados imperiales nunca habían puesto un solo pie en aquel lugar, por deseable que pudiese parecer desde un punto de vista estratégico y económico, pues las tierras eran prósperas y las rutas de suministro, accesibles.

Lo único que resultaba extraño en aquel lugar eran, sin embargo, las gentes. Aunque amables, había algo en ellas que no estaba en orden, algo que Jade y Seiken no sabrían bien cómo identificar... Además, desde que había entrado, Jade había estado notando algo extraño, como una presencia, y su colgante, por algún extraño motivo, parecía reaccionar a aquello.  Quizá no fuese nada.

O... Quizá lo fuese todo.

Pero no eran Seiken y Jade los únicos que allí había: Anticipando que pudiese haber problemas, la condesa de Fayre había ordenado que fueran acompañados por uno de sus hombres de confianza y guardaespaldas personal, Desmond, apenas un escudero, pero que había ganado los afectos de la condesa rápidamente. La misión del muchacho era simple: Velar por la seguridad de sus dos aliados y reportar cualquier posible problema a la condesa en el momento.  En cualquier caso, de momento todo había estado tranquilo... Casi demasiado.

Mientras pensaba en esto, patrullando por los caminos de la aldea, Desmond pudo ver algo: Un brillo procedente del suelo le llamó la atención y, si se hubiese fijado más detenidamente, podría haber visto algo, un pequeño relicario de metal negro, sobresaliendo ligeramente de la tierra.  Quizá no fuese nada, o quizá fuese algo que alguien hubiese perdido... En cualquier  caso, recogerlo o no dependía únicamente de él.

Al tiempo que esto ocurría, el mar traía nuevas de lugares lejanos. El Sirena Feliz, un barco de piratas honestos, surcaba las aguas tranquilamente, capitaneado por Tharia, su joven líder... Hacía tiempo que estaban navegando, casi más del que la chica podría recordar, y el llegar de nuevo a ver tierra firme era algo que seguramente sería de agradecer tanto para ella como para toda su tripulación.  Una vez desembarcasen, podrían recoger víveres y volver a echarse a la mar, aunque antes se tomarían un par de días de descanso en tierra firme disfrutando de la hospitalidad de las gentes del puerto al que arribasen...

La verdad, sin embargo, es que Tharia no recordaba haber visto nunca ese puerto. En cualquier caso, llevaba navegando bastante tiempo y, dado lo pequeño de la aldea a la que estaba ligado el muelle, probablemente fuese un asentamiento reciente. Pronto llegarían a tierra y podrían disfrutar de la hospitalidad de las gentes de por allí... Y, lo que más ansiaban sus hombres, también del calor de sus mujeres.

Desde luego, el vagabundo que iba con ella en su barco probablemente lo agradeciese. Lo habían recogido en Tanas, cuando todavía estaban allí, y de momento había hecho buenas migas con los demás piratas, aunque no hablase mucho... Sólo sabían su nombre: Darrius.

Entre tanto, un grupo de 3 cansados Laguz y un Beorc avanzaba hacia la aldea: Lo cierto es que el encuentro había sido completamente casual, para la mayoría de ellos al menos, pues aunque la loba blanca que encabezaba la marcha y el joven de cabellos castaños que la seguía de cerca tenían una procedencia común, los otros dos Laguz habían sido encontrados por el camino: Una, la loba, había sido hallada en un campamento de refugiados del reino de Nikeah, cercano al reino de Gallia, mientras que la otra, una chica felina de notable humor, había sido hallada vagando cerca de una aldea de campesinos.  Los motivos del viaje eran,  sin embargo, desconocidos: No hacía mucho que los Laguz habían tenido una extraña sensación que les había llevado a emprender el largo camino, como si una presencia estuviese guiándolos mientras que el Beorc había decidido acompañarlos simplemente por un deseo de proteger a la conocida Estela Plateada, quien encabezaba la comitiva.

Tras mucho camino y largas horas de andar sin parar, los Laguz y el Beorc parecieron hallar, finalmente, un lugar donde dejar de lado sus fatigas y descansar. Era una villa aislada, pequeña, con el mar cercano y aparentemente muy próspera, de gentes hospitalarias, en las afueras de Crimea... De algún modo, los Laguz sintieron que era allí donde debían ir y sentir que el final del camino se acercaba provocaría en ellos sin duda una liberación, pero sería en ese momento cuando el peso del viaje empezase a dejarse notar.  Los largos días de camino no habían sido en balde.

Por fortuna, podrían aprovechar para descansar y alimentarse allí.
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Jade
Beorc Arquero
Capitán
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« Reply #1 on: July 20, 2009, 04:18:43 pm »

Jade no estaba segura de cómo sentirse en aquellos momentos.

La verdad es que todo había sido un verdadero desbarajuste, y ni siquiera sabía por qué había aceptado el trabajo como "ojeadora", salvando que la posición tenía unos privilegios que casi parecía maleducado rechazar. Había esperado que, una vez esclarecido el tema sobre los tipos aquellos, pudiera seguir su viaje, que pasaba por abandonar rápidamente Crimea, una breve visita a Begnion, un acercamiento a la frontera con Goldoa, y luego volver con toda la información a Gallia y a su aldea. Sin embargo, todo se había retrasado. No podía negar que estaba viendo probablemente más de Crimea de lo que habría visto de seguir su ruta de viaje… Pero no es que le gustara mucho lo que estaba viendo.

Bueno, siempre había supuesto que todas aquellas gestas gloriosas de sus ancestros eran mucho menos gloriosas y bastante más destructivas de lo que contaban las leyendas (especialmente teniendo en cuenta la fama de despreocupados de algunos de los legendarios héroes de las mismas), pero siempre había sido más una cuestión de imaginarlas que de saberlas. Ahora, había visto de primera mano lo que seguramente ellos vieron en su momento. Y no le gustaba. Incluso si después de aquel mago oscuro loco había perdido la capacidad de horrorizarse ante la destrucción, al menos la destrucción que entendía, del fuego, de la espada y de las flechas, no podía evitar sentir pena por aquellas gentes.

Claro que, de la misma manera que había visto destrucción, también había visto reconstrucción, gente dispuesta a salir adelante, incluso si empezaban desde cero. Se había decidido a ser así y a reconstruir de alguna manera su antiguo yo, aunque probablemente nunca sería como cuando había abandonado su hogar. Pueblos que se levantaban de nuevo, y otros que se mantenían firmes a pesar de la desesperanza de la guerra y de la muerte. Como el pueblo en el que se alojaban en estos momentos.

De hecho, el sitio era bastante extraño, desde el punto de vista de un estratega. Puede que ella no fuera muy brillante en esos temas, pero lo que tenía claro es que un lugar así, bien comunicado, con buenos suministros y que permitía un fuerte golpe a la zona en caso de ser capturado, era carne de invasión. Sin embargo, nadie había visto a soldados del Imperio por aquellos lares. ¿Tal vez mala información? Le parecía extraño… Suponía que en realidad, de haber sido solo eso, lo habría dejado pasar como un patinazo de un espía asqueado con su trabajo. Pero no era solo eso lo que la preocupaba.

La gente que los había recibido había sido amable con ella y con Seiken, sin lugar a dudas, y hospitalarios. Pero había algo en ellos que no encajaba. No sabría decir el qué, pero de alguna manera podía decir que algo iba mal, y eso la preocupaba sobremanera. Ni de coña iba a pasar por otra como la del mago oscuro pirado, si podía evitarlo. Y el hecho de que sintiera una presencia, como si tuviera la mirada de alguien clavada en la nuca. Algo que, por cierto, no era en absoluto agradable. Por no hablar del colgante que recibiera antes de abandonar su aldea, y que parecía pulsar, como si algo hiciera reaccionar en él algún tipo de magia.

Si hubiera sido solo una cosa, lo habría dejado pasar. Pero no estaba dispuesta a ignorar todas aquellas sensaciones y arriesgarse a que fueran ciertas. Un poco de precaución no venía mal. Por lo que, en lugar de hacer lo que era habitual al final del largo día de viaje, que era tallar un poco en madera y asegurarse de que su equipo estuviera en perfectas condiciones, se decidió a estudiar el terreno. Posibles salidas en caso de necesitar huir, cualquier signo de problemas… Intentando parecer lo más natural, pero sin dejar pasar nada. Aunque era un trabajo que no acostumbraba a hacer, si las cosas se ponían serias, esperaba tener la información suficiente como para poder salir con Seiken de aquel sitio con vida.

Claro que eso dependía mucho de su suerte… Y desde hacía ya algún tiempo, Jade no estaba muy segura de que esta fuera buena.
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Tharia
Beorc - Asaltante
Capitán
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« Reply #2 on: July 21, 2009, 03:27:50 am »

Tharia estaba apoyada sobre en la barandilla del Sirena Feliz, observando plácidamente la costa. Hacía ya demasiado tiempo que estaban en la mar y ya se estaba haciendo hora de arribar a algún puerto. No le sonaba de nada el que tenía ante sus ojos, ni siquiera de los mapas de su padre. Tal vez el barco nunca hubiese llegado antes allí. Ahora debía organizar a los hombres antes de que hicieran algo peor que insultarse a grito pelado, cosa que ya estaban haciendo.

Tharia se adentró en la marabunta de piratas con paso decidido, llamando a la calma con voz nada amistosa y repartiendo algún que otro capón. Visto desde fuera, seguro que era divertido ver como una muchacha tan pequeña era capaz de controlar a semejante banda de hombretones agresivos. Cuando consiguió calmarlos y sentarlos, los organizó para que todos pudieran ir al pueblo y divertirse marcando unos turnos y pobrecito de quien desobedeciera. Aquellos piratas sólo habían visto no sonreír a su capitana el día que hirieron de muerte a su padre y esperaban no volver a ver nada como lo de aquel día. Hasta ella se volvió una bestia sedienta de sangre.

Cuando consiguió organizarlos y acallar protestas, Tharia dió una vuelta por la cubierta, buscando al pasajero para anunciarle que dentro de nada atracarían en el puerto. Cuando lo vió, estaba sentado de espaldas a ella, a unos pasos de distancia. La muchacha sonrio, tomó carrerilla y saltó por encima de aquel hombre apoyándose en sus hombros. Tras caer, se dió la vuelta y quedó cara a cara con él.

- Darriuuus, - dijo con una sonrisa traviesa - pronto llegaremos a puerto, así que será mejor que te vayas preparando.

Aquel hombre era un misterio. Sabía que se llamaba Darrius. Sabía que se llevaba bien con sus hombres. Y sabía que no sabía nada de nada acerca de aquel hombre pero no por ello se sentía inquieta. No lo veía como un peligro o una amenaza. A lo mejor se acababa uniendo a la tripulación o incluso haciendo amistad con él. Quien sabe...
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Darrius
Beorc Monje
Héroe
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« Reply #3 on: July 21, 2009, 08:55:57 am »

Darrius seguía buscando a su presa hasta que llego a Tanas, allí descubrió que ese hombre había tomado hacía unos días un barco aunque fue imposible averiguar en cual barco era o cual era el destino de ese barco. El siguiente paso era bastante claro.

Aunque fuera dar palos de ciego y confiar sobretodo en su buena fortuna debería de coger el primer barco que zarpe y ponerse en marcha. Seguramente no se dirigiría al mismo lugar, pero por lo menos estaría mas cerca que esta allí sin hacer nada. Le estaba pisando los talones y sería una pena desaprovechar lo que había ganado por una cosa así. Cuando llegara ya vería lo que hacía y si había tenido buena o mala suerte.

La elección no había sido muy difícil, solo salía un barco y el próximo tardaría unos días. El nombre del barco era la sirena feliz, ciertamente el nombre no inspiraba mucha confianza, pero parecía un buen barco y que estaba en buen estado, vamos que no parecía que se podía hundirse en mitad del océano por tirarle una piedra.

Aunque lo preocupante era la capitana del barco, no por que fuera mujer, ya que Darrius no discriminaba a nadie por su sexo y mientras demostrarse que podía hacer el trabajo le daba igual su sexo, el problema era que la capitana era una niña. Al principio tenía sus dudas, pero si su tripulación confiaba en ella por algo será y teniendo en cuenta que el próximo barco tardaría unos días decidió ir en la sirena feliz.

Parecía que la final había elegido bien, el barco por ahora no había dado ningún problema, al menos lo suficientemente grave para que un novato como él se diera cuenta. Y la capitana demostraba que detrás de esa apariencia tan dulce y frágil podía organizar bien el barco y que podía dirigir aquellos hombres sin ninguna duda, seguro que habría hombres más experimentados que lo harían peor.

Darrius por su parte ayudaba en lo que podía, no podía estar quieto sin hacer nada, ya que desde pequeño estaba acostumbrado a trabajar en lo que sea y tenía muy interiorizado eso de ayudar, porque por muy pequeña que fuera su ayuda ayudaría a que el barco fuera por lo menos un poco mejor, y además aunque fueran piratas eran unos hombres bastantes agradables desmintiendo el mito que los piratas eran unos salvajes que solo pensaban en destruir, en beber y en sexo. También comprobó ese mito que los hombres “jugaban” entre si cuando pasaban mucho tiempo en el mar o por lo menos no veía nada sospechoso.

Ahora Darrius estaba sentado descansando un poco, escuchaba detrás unas pisadas que suponía que era la capitana por el poco ruido que hacia, ya que con diferencia ella era la que menos pesaba del todo el barco. Lo que no esperaba que utilizara su cuerpo como su fuera un potro para saltar. A Darrius no le había molestado esa acción solo le había sorprendido, además era una chiquilla y son cosas de la edad, y como pesaba poco tampoco es que hubiera echo daño.

- Muchas gracias capitana.

Le decía Darrius con una sonrisa, le caía bien aquella chiquilla aunque a primera vista parecía la típica niña mona, había demostrado que su nivel mental era muy superior, incluso mucho mas de algunos supuestos “adultos” y era raro encontrar a gente así, y eso que viajaba mucho, a lo mejor le caía bien por que en cierto modo los dos eran nómadas, solo que él era por tierra y ella por mar.
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Seiken
Beorc Aprendiz
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La inocencia tiene un nombre


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« Reply #4 on: July 22, 2009, 04:29:28 pm »

Seiken... bueno, decir que Seiken se preocupaba, sospechaba o incluso sabía qué estaban haciendo ahí exactamente sería mentir vilmente. Seiken aún mantenía su actitud despreocupada e inocente del principio, quizás inocente, aunque más receloso, y achacó a la situación en la que se vieron metidos Jade y él (y todas esas muertes en el pueblo) a una verdadera confusión. Visto en retrospectiva, era posible que incluso Nethiran creyese que el mago era malvado, y a la inversa, y claro, ambos se pelearon. Y como Nethiran perdió el control, pues lo que habría sido simplemente un malentendido en el que habrían salido con heridas leves terminó en desgracia. Era de esperar, sí.

Luego esos hombres les habían atado (¿Algún rito extraño de la gente de fuera del monasterio? aunque no se lo habían vuelto a hacer, era curioso) y esa dama tan amable le había explicado que Jade era una doncella y ella también. Era increíble, nunca habría pensado que estaría con una heroína nada más salir del monasterio. Era realmente afortunado, y no podía evitar mirarla con fervor y admiración cada vez que se cruzaban.

Había conseguido aprender a duras penas algo del idioma común, lo suficiente para pedir agua, comida, descanso y preguntar "¿Qué es eso?" y decir "No entiendo". No era mucho, pero al menos era algo.

Había estado paseándose por los tejados (algunas personas habían dicho algo, pero él no las entendió), paseándose con un pequeño grupo de gatos callejeros que a veces le mendigaban atenciones y comida, y que por supuesto, el muchacho les prodigaba. No era extraño verle con alguno entre sus brazos, o sentado en su regazo.

De hecho, había decidido tumbarse un rato a mirar las nubes, y tenía dos de esos animales encima de su torso, con el resto tumbados a su alrededor, cuando oyó a Jade pasar por debajo de ellos. Su cabeza se asomó rápidamente por el borde, acompañada por la de dos felinos curiosos, uno tuerto y el otro con una oreja menod

¡Jade! el muchacho de azul saludó ¿Estar bien?
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Allerya
Laguz Cachorro
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« Reply #5 on: July 27, 2009, 01:36:55 pm »

Cuanto hacia ya que marchábamos? la verdad no lo sabia, habia perdido la cuenta de los días que llevaba en aquella manada improvisada: Una felina rosa, una loba blanca, y su acompañante beorc eramos los que conformaban aquella marcha. Marcha sin destino aparente, puesto que no estaba marcado el destino y aun así, seguíamos a paso firme, guiada por un extraño sentimiento.

Caminaba en forma animal, es mas tranquilo y rápido moverse a 4 patas que a 2 piernas. A pesar de viajar en grupo, cada quien parecía viajar por su lado, parecíamos todas absortas en el camino, que sin conocerlo, todas íbamos por el mismo, mientras que el beorc parecía no tener otra opción que seguir nuestros pasos.

Tras incontables kilómetros de parajes, paisajes y demás, una especie de villa se dejaba ver a la lejanía. En efecto, era una pequeña villa, pesquera al parecer, puesto que que su cercanía al mar era notable. Mientras nos acercábamos una extraña sensación se apoderaba de mi. Sentía que ese era el sitio, ese era el lugar al que tenia que llegar... pero por que? Ya habría momento de pensar en eso... ahora solo quería comer algo y descansar.
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Desmond
Beorc Caballero
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« Reply #6 on: July 29, 2009, 09:24:16 pm »

No le parecia bien que la condesa le hubiese enviado allí. Su deber como su espada y escudo juramentado era estar a su lado ¿ Y si la ocurria algo en su ausencia? Era poco probable estando en la corte en Melior pero.... bueno, si borraba sus miedos  y paranoias sobre algun intento de asesinato en la corte, suponía que allí era más util.

Llevaba toda la mañana patrullando los alrededores de la aldea en busca de algun oteador o explorador del Imperio, y era agradable ver lo tranquilo que estaba todo.  Aún se preguntaba porque tenía tanto interes la condesa con aquella muchacha y el chico extranjero,  no es que debiese ignorarles pero había tomado en ellos un inusual interes. De hecho su misión era escoltarles. Ella debía tener alguna razón para todo aquello.

Mientras divagaba a lomos de su caballo vio un destello en el suelo que reclamo su atención. Cuando se acerco más pudo ver que era algo metalico que había en el suelo.

Tras repasar con la mirada la zona en busca de alguna figura humanoide o algun movimiento extraño entre la foresta, descabalgo con cuidado y lo recogio. No era ninguna punta de flecha ni nada militar, parecia ser simplemente un relicario un tanto macabro, negro y con adornos de calaveras. Seguramente sería de alguien de la aldea o de algun viajero con mala suerte pues aunque de mal gusto parecia caro. 

Con esto dio por finalizada su patrulla y , tras volver a montar, espoleo a su caballo en dirección a la aldea mientras movia en su mano izquierda el macabro objeto. ¿Qué llevaría dentro? Quizas eso le ayudase a encontrar a su legitimo dueño. Lo miraría según llegase a la aldea.
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Flavio
Beorc Vagabundo
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« Reply #7 on: August 12, 2009, 07:20:00 am »

[FDI: Siento el retraso, mucho trabajo... Cry

Cuando me doy cuenta que estoy haciendo, ya he pasado por muchos lugares. No entiendo el porqué, pero sigo deseando protegerla. Poco puedo averiguar del porqué me pasa esto. Pero continuo el camino, junto a la loba a la que quiero proteger, y las otras dos Laguz que vienen con nosotros dos, la gata de humor notable y la otra loba. Eso de ir con tres mujeres no está mal, aunque sea andando por largas horas...

Quién me iba a decir hace siquiera un año que acabaría así. Pero ahora hay que continuar... Seguimos andando cuando, de repente, estamos en una villa. La mía no es seguro, jeje. Me cruzo de brazos y miro detalladamente cualquier cosa que halla, y sobretodo buscar un lugar donde comer. Entretanto le digo a mis acompañantes, que por cierto estar acompañado de tres mujeres da muy buena fama, que vayamos a comer:

-Entonces, ¿Vamos a comer, señoritas?
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Flavio Mongardetti/Xells

Fan Nº1 de los 7 Magníficos: Naruto, Son Goku, Ángel Martín, "Paquirrín", Chuck Norris, Maradona y KS (Kyle aquí)

Primera Doctrina del Rockersianismo: "Si una tía que te ha enamorado, está en un grupo social guay, no te acerques, no lograrás nada con ella" Rockero2000
Elyannah
Laguz Lobo
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« Reply #8 on: August 17, 2009, 10:46:10 am »

No sabía porqué había emprendido aquél largo viaje; pero algo le decía que debía hacerlo.

Se podía llamar presentimiento, se podía llamar destino… Fuera lo que fuera; estaba a muchas leguas de Susa, acompañada de un beorc que no se había separado de ella desde que se encontraron, una laguz lobo y una felina.

Sus ojos lobunos no habían perdido detalle de ninguno de los parajes que habían atravesado; cada valle, río y risco de piedra quedaron grabados en su memoria a medida que la marcha avanzaba hacia un destino que al parecer no iban a alcanzar en semanas. Pronto llegaron a una pequeña villa cercana al mar, su olfato se impregnó del aire salado que caracterizaba a los pueblos portuarios y sintió una sensación extraña…

Una sensación que le decía que aquél era el final de su trayecto.

Se adentraron en la pequeña villa y sintió como el cansancio se apoderaba de su cuerpo a medida que ralentizaban el paso de su marcha. Miró a su alrededor y clavó su mirada en el beorc; que había preguntado si buscaban algún sitio para comer. Se limitó a asentir con la cabeza y caminó a paso lento.

Sí; necesitaban descansar y comer algo.
« Last Edit: August 17, 2009, 10:48:35 am by Storm » Report Spam   Logged

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