Del fruto de la perla y el esfuerzo...[Kyle]

Sus palabras me pillaron pro sorpresa, pero no permití que se me notara ni un ápice. En cuanto mis ojos se empañaron blindé mis emociones para que no fueran capaces de salir, y descubrirme frágil ante aquel hombre...

Pero sin ninguna duda en mi gesto se dibujó el agradecimiento, cuando dijo aquello que era mas que un cumplido para mi... que pondría su vida en mis manos...

No pude evitar sonreír al muchacho de manera maternal. Se estaba ganando poco a poco mi confianza, mas que por sus palabras, ya lo había hecho con sus actos, y aunque sus primeras palabras habían resultado desafortunadas, era capaz de omitir su falta con creces...

Entendía a mi hermana por haberlo tomado...

-Ni con todas las atenciones podría pagaros el precio de la vida de mi hermana...- dije maternal, tomando sus manso sosteniéndolas con cuidado- En toda mi vida manera no habrá de que os cobréis todo lo que os debo... así que dejadme agradecéroslo y permitid que lo tome con la humildad con la que suelo...- Dije un momento antes de rodear sus hombros con los brazos.

Mis vestiduras le envolvieron y mis manos se posaron sobre su estigma de dragón con la suavidad de una pluma. Inocentes, como las de una madre que abraza a su hijo perdido. En aquel momento hablé con suavidad susurrante, a su oído...

-Vos sabéis tan bien como yo los devenires sufridos por nos... Sabéis lo que es ser rechazado, y sabéis que el esfuerzo alimentará nuestra mente y consumirá nuestra carne... No creáis que Sforza no es mas que un burdo apodo...-  aguardé un momento y continué - Vos, hijo de dragón y también del esfuerzo, que me conocéis tanto como yo a vos, experimentasteis la pérdida y la salvación de un ser querido común, y no puedo estar en profundo mas agradecida... De modo que si amáis a mi hermana como creo, en este momento sois tan hermano mío como Medea...- dije aquello con tono severo, pero cariñoso, casi cómplice.

Me separé de él con suavidad, mirándole a los ojos. Sabía que a Medea poco le importara que diera mi bendición a sus ligues o a sus compañeros. Pero él le había salvado la vida, y no veía mejor forma de agradecérselo...