Fire Emblem: Shadows of the Empire
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Encuentro en el bosque-[Lyra-Warren Wolfson] [Cerrado]

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Author Topic: Encuentro en el bosque-[Lyra-Warren Wolfson] [Cerrado]  (Read 768 times)
Warren Wolfson
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Hijo de la Luna


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« on: August 28, 2009, 04:30:16 pm »

Warren Wolfson caminaba tranquila y animadamente por las zonas boscosas de Crimea mientras silbaba. Dejó las llanuras atrás y se adentró en un pequeño bosque que quedaba ya muy cerca de la ciudad esperada. Siguió el camino de piedra que se presentaba bajo sus pies si darle ninguna importancia a la frondosidad del bosque. Los pájaros canturreaban al son de la melodía que Warren dejaba escapar con suavidad por sus labios. Sus manos estaban colocadas sobre su cabeza de forma despreocupada mientras seguía caminando por el bosque.

Era un joven moreno que tenía los cabellos negros como el azabache y un mechón más largo sobresalía sobre su nuca. Sus ojos verdes fríos como el hielo a veces se tornaban de un color grisáceo dependiendo de la luz que le tocara. Vestía como un viajero, sin llevar mucho peso encima para que sus ropajes le permitieran luchar con facilidad. Sus colores predilectos eran el castaño y el rojo, a demás de una pequeña armadura ligera que protegía su pecho. El único equipaje que llevaba era una bolsa que tenía al cinto y una bandolera, a parte de su querida espada Ezlander que había dejado de ser simplemente un arma para convertirse en una amiga.

Al cabo de un buen rato de caminar sin ninguna prisa, Warren se detuvo bajo unos robles y se apoyó en uno de ellos, sentándose con las piernas cruzadas y sacando la bandolera para buscar las raciones de viaje. Ya había llegado el mediodía y Warren como era de costumbre tenía un hambre voraz como la de un animal. Desató su espada y la colocó con delicadeza a su lado acariciándola con suavidad y colocando un trozo de pan que había sacado de la bandolera cerca de la arma. Agarró el resto de la comida con fuerza y mientras miraba su manjar sonrió satisfecho.

-Que aproveche- musitó a Ezlander mientras se llevaba la comida a la boca. Después de un buen rato masticando con gusto se dio cuenta de que quizás el olor de la comida atrajera a las bestias feroces del bosque. Aunque fuera así, el joven sabía perfectamente que no tendría ningún problema, agarraría a Ezlander rápidamente y terminaría con la criatura salvaje antes de que pudiera empezar a bailar con ella.
« Last Edit: August 31, 2009, 07:14:57 pm by Warren Wolfson » Report Spam   Logged

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Lyra
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« Reply #1 on: August 28, 2009, 05:25:37 pm »

Lyra atravesó a la carrera las primeras líneas de árboles, saltando por uno de los márgenes del camino y deslizándose cuesta abajo por una corta pendiente cubierta de húmeda hojarasca y tierra blanda que se desprendía bajo sus pies. Maldijo en silencio el terreno escarpado que parecía predominar en aquella zona, y logró arquear su cuerpo lo suficiente como para frenar la caída. No se libró de unos cuantos arañazos en la piel desnuda de sus brazos y piernas, pero la capa permitió que saliera mejor parada de lo que había esperado. Desde que había huído de su antigua ciudad, no había tenido ocasión de conseguir ropas mejores que el atuendo rojo que llevaba para bailar. Las monedas que llevaba encima apenas habían servido para costear la capa y la comida de un par de meses. Aún no se atrevía a volver a bailar para conseguir más dinero; sin nadie que la protegiera, sólo podía servir para atraer atención indeseada. La última vez que se había visto obligada a recurrir a ello había tenido que escapar de una pareja de lascivos mercaderes que, por suerte, llevaban demasiado alcohol en el cuerpo como para poder seguirla con eficacia.

Su situación la había arrastrado a la lamentable alternativa del robo, algo que hubiera preferido no tener que hacer. Pero el hambre era más fuerte que los principios a veces, y una cesta de frutas era el motivo por el cual tenía que refugiarse en aquel pequeño bosque. Había tenido que abandonar su botín en su carrera, y el hambre atenazaba su ya de por sí frágil cuerpo. Nunca había imaginado que fuera tan difícil tratar de sobrevivir sola.

Descansó unos instantes tras unas hayas, recuperando el aliento pero sin atreverse apenas a moverse, tratando de escuchar cualquier sonido que anunciase la llegada de sus perseguidores.

Silencio.

Eso la calmó de alguna forma. Estaba agotada por la carrera y no se sentía preparada para forzar a sus piernas a correr un trecho más. Cerró los ojos y apoyó la cabeza sobre la corteza de uno de los árboles, respirando pausadamente. A pesar de lo que su aspecto sugería, Lyra era más resistente que muchos; aquel cuerpo tan ligero y estilizado podía mantenerse en movimiento constante durante casi horas. Mantener su danza el tiempo que hiciera falta servía para contentar a los espectadores y ganarse su sustento, y además ella misma lo encontraba sencillo, natural. Mientras la música sonaba no era necesario tomar aire a bocanadas, ni hacer pausas cortas en las que dejar que su corazón apaciguara su ritmo frenético. Bailar era para ella tan simple como respirar.

Pero por el momento la situación no era muy buena. Sin poder bailar, sin monedas y sin comida, llena de magulladuras y perdida en medio de aquel bosquecillo; no era lo que hubiera considerado su día de suerte. Se levantó con un gesto ágil y elástico y echó un vistazo a los arañazos. Nada serio. Tendría que seguir su camino por el bosque si quería llegar a algún lugar civilizado antes del anochecer.

Caminó unos instantes por aquella pequeña depresión del terreno en la que había caído, tratando de mantener sus pasos paralelos al sendero. Cuando al fin vio que la cuesta se volvía menos escarpada, trepó por ella y llegó de nuevo al camino. Aunque estaba pavimentado, la hierba crecía abundantemente entre las losas, salvo en los lugares en que el paso de personas, animales y carros la habían aplastado.

Entonces, llegó hasta Lyra el olor de la comida. Por unos momentos pensó que sus sentidos la traicionaban. Pero no, realmente olía a comida, y estaba cerca. Avanzó unos pasos, y en un recodo del camino pudo ver a un viajero sentado al pie de un roble. Tras unos instantes de vacilación decidió acercarse, caminando lentamente al encuentro del hombre, al que aún no podía ver con claridad.
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« Reply #2 on: August 28, 2009, 05:52:50 pm »

Warren seguía al pie del árbol escuchando detenidamente los sonidos que transmitía la naturaleza mientras degustaba el almuerzo que había podido preparar antes de partir de la anterior ciudad. Los pájaros silbaban y varias ardillas correteaban alrededor de los árboles. Warren cerró un instante los ojos para disfrutar de aquel ambiente de paz y tranquilidad. Prefería mil veces descansar en un bosque que en cualquier posada ruidosa y maloliente. A veces odiaba estar rodeado de personas desconocidas que mantenían conversaciones absurdas a su alrededor, mientras él estaba estancado en una silla incómoda con una comida insípida y sin hacer más que mirar al posadero limpiar su cubertería o a la joven camarera que paseaba su larga falda por entre las mesas. En cambio otras veces también odiaba la tranquilidad del bosque, la paz que le transmitía. Era una paz lejana, distante que jamás podría conseguir retenerla en su interior. Warren era cambiante como la marea, nunca sabías como iba a reaccionar ante cualquier situación. Todo lo que le gustaba también le molestaba.

De repente el sonido de los arbustos y las ramas al resquebrajarse le despertaron de su ausencia. Alzó sus ojos grises y vio a una joven esbelta aparecer entre la maleza. En un acto reflejo Warren llevó su mano a Elzlander y amenazó con desenvainarla. El trozo de pan que había cerca de la espada empezó a rodar por el suelo no muy lejos de él. El joven se sintió amenazado por haber perturbado aquella tranquilidad que había conseguido disfrutar por unos momentos.

-¿Quién anda ahí?- preguntó hacia los robles.
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« Reply #3 on: August 28, 2009, 06:14:43 pm »

Lyra alzó las manos mostrando las palmas, en lo que se suponía (o al menos así lo esperaba) que era un gesto universal de paz.

- Lo siento... no quería asustarte - se rió interiormente por su propia elección de palabras; como si ella pudiera asustar a alguien.

No hizo ningún movimiento brusco, se sentía como delante de un animal salvaje que le enseñara los dientes. Nunca le había gustado el ademán amenazante de un guerrero a punto de desenvainar la espada, y no le apetecía comprobar si aquél en particular era hábil esgrimiendo el arma. Estaba cansada y tenía hambre, no podía permitirse más esfuerzos.

- Sólo... bueno... he olido tu comida desde aquí... - optar por la vía de la diplomacia no estaba tan mal; al fin y al cabo, el "no" ya lo tenía - llevo un día sin comer... si pudieras prescindir de un poco, me harías un favor...
« Last Edit: August 28, 2009, 06:20:24 pm by Lyra » Report Spam   Logged

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« Reply #4 on: August 28, 2009, 06:40:21 pm »

Warren dejó tranquila a Ezlander al ver que la joven alzaba las manos sin mostrar ningún arma que amenazara su vida. Aún así se sentía incómodo con su sola presencia. No estaba acostumbrado a tratar mucho con la gente, no le gustaba y prefería mantener siempre las distancias de precaución. Tumbó la espada de nuevo a su lado y agarró el trozo de pan que había rodado un poco lejos de él y lo colocó de nuevo en su sitio al lado de la espada. Escuchó y analizó las palabras de la joven detenidamente mientras la miró de arriba bajo.

No era para nada una guerrera, más bien parecía una bailarina. Vestía con ropajes escarlatas muy ligeros y suaves. La tela remarcaba las curvas sensuales de su cuerpo y dejaban entrever partes desnudas tales como su cintura y sus brazos y piernas. Sus cabellos largos castaños llegaban casi hasta el suelo, recogidos en una trenza y dejando escapar un flequillo por su lado derecho. Sus ojos ambarinos le miraban con súplica. Warren dejó de sentirse amenazado mofándose de su nerviosismo por tener en frente suyo a alguien tan frágil y débil.

Meditó unos instantes escogiendo las palabras adecuadas para responder a la chica.

-No me queda más comida- sonrío irónico. Que se acabara de comer su almuerzo no significaba que su bandolera estuviera vacía, a demás quedaba aún el pedazo de pan que había acercado a Ezlander.

No lo hizo con mala intención sino más bien esperaba alguna reacción desesperada de aquella chica. Hasta cuanto llegaría por un trozo de pan. Si era verdad que había pasado un día sin comer, estaba seguro de que estaría dispuesta a hacer cualquier cosa por un trozo de pan. A demás de que no tenía porqué ofrecerle su comida de forma gratuita. Warren no solía ser amable con las personas si no recibía algo a cambio. La miró divertido esperando a ver cómo reaccionaba, quizás se abalanzaba sobre él a robarle, sería muy estúpida si lo hiciese ya que su fuerza comparada con la de él era menor.

 Pensó durante unos instantes la manera en que podría cobrarse ese favor.
« Last Edit: August 29, 2009, 05:55:29 am by Warren Wolfson » Report Spam   Logged

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« Reply #5 on: August 28, 2009, 06:57:14 pm »

El joven parecía arisco y desconfiado. Lyra no podía culparle; el mundo no era el más maravilloso y perfecto de los lugares. De hecho, ella habría tenido una reacción parecida si alguien se hubiera dirigido directamente a ella en medio del bosque (descontando el hecho de que no poseía una espada, por supuesto).

Entonces él la miró con detalle, y sus ojos subieron y bajaron por su figura lentamente. No era la primera vez que se veía sometida a aquel tipo de escrutinios, pero eso no quitaba que Lyra se sintiese incómoda cuando se producían. La mirada del joven pasó de amenazadora a divertida, y ella se preguntó en qué categoría acababa de ser clasificada. Como alguien no muy peligroso, sin duda, pues él parecía más relajado ahora.

Pensó en cobrarse el escrutinio con otro escrutinio. El viajero era un hombre joven. No podía ser mucho mayor que ella. Era atractivo y parecía tener idea de cómo esgrimir aquél pedazo de acero afilado, a pesar de que no era en absoluto corpulento y su constitución tiraba más a ligera. Lyra pensó que lo que aquello le restaba de fuerza debía de compensárselo la agilidad, porque no vestía armadura metálica de ningún tipo.

- No me queda más comida - dijo el joven, y Lyra lo miró incrédula. Acababa de dejar un trozo de pan frente a ella, lo veía descansar junto a la espada envainada. ¿Estaba intentando tomarle el pelo?

Probablemente, se dijo la bailarina. No era que esperara que el viajero compartiera su comida sin querer nada a cambio. Hubiera estado bien, de acuerdo, y siempre podría decir que lo había intentado. Suponía ahora que tendría que negociar, aunque ahora mismo no le venía a la cabeza nada que estuviera dispuesta a darle a cambio.

- ¿No te queda comida? - preguntó. La misma incredulidad que había asomado a sus ojos se desprendía ahora de su voz. Hizo un ademán hacia la espada envainada - ¿Y ese pedazo de pan?

¿Qué pretendía aquél tipo?
« Last Edit: August 28, 2009, 07:04:27 pm by Lyra » Report Spam   Logged

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« Reply #6 on: August 28, 2009, 07:17:18 pm »

Warren sonrió al ver que la mano de la bailarina señalaba el trozo de pan que había dejado cerca de su espada. Era lo que él había planeado que preguntara, simplemente la estaba provocando para que reaccionara, para que se desesperara aún más. Warren se sentía satisfecho al tener en su poder la satisfacción de darle a esa joven lo que quería o arrebatárselo. Agarró el trozo de pan que estaba junto a su arma y lo miró detenidamente para fijar sus ojos en la bailarina de nuevo.

-¿Esto? Es la comida de Ezlander- dijo despreocupado- Primero tendrás que pedirle permiso a ella...

Sonrió travieso mientras esperaba su reacción. Estaba claro que estaba jugando con ella, torturándola y distrayéndola de su objetivo, para que le fuera difícil que le quitara ese trozo de pan de las manos.

-¿qué me darías a cambio de este trozo de pan?- sonrió divertido.

Si era capaz de darle algo que le satifaciera, quizás le daría también el resto de comida que había dejado en su bandolera. Al fin y al cabo no era tan malo como parecía.
« Last Edit: August 29, 2009, 05:21:43 am by Warren Wolfson » Report Spam   Logged

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« Reply #7 on: August 28, 2009, 07:28:48 pm »

"¿Ezlander? ¿Y quién diablos...?" Lyra detuvo la pregunta que había empezado a formarse en su mente ante la constatación de la evidencia "No es posible, se está refiriendo a la espada" Claro que se estaba refiriendo a la espada, y definitivamente podía concluir que aquel chico se estaba burlando de ella.

Lyra se consideraba una persona tranquila, pero aquél breve intercambio de palabras con el espadachín había bastado para crispar peligrosamente sus nervios. Tenía algo que la irritaba sobremanera, y eso que lo acababa de conocer. Tal vez era esa actitud burlona, o el hecho de ver cómo estaba provocándola gratuitamente. Una persona normal le hubiera dicho que no directamente, o habría establecido su precio. Aquél, sin embargo, parecía disfrutar de la situación. Eso lo convertía automáticamente en indigno del calificativo "normal".

- Mira - su voz sonó tranquila y apacible, sabía ocultar su irritación cuando era necesario - si el pan es de Ezlander - había logrado retener el extraño nombre, aunque pensó al pronunciarlo que aquella conversación empezaba a resultar absurda - quizá debería negociar con ella y no contigo...

Ahora veía por dónde quería llevarla el joven, y no le apetecía lo más mínimo bailar al son de su melodía.
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« Reply #8 on: August 28, 2009, 08:10:21 pm »

El joven dejó escapar una sonrisa burlona al escuchar las palabras de la bailarina. Al fin se decidía a jugar a su juego y se estaba poniendo cada vez más interesante. ¿Hasta dónde podría llegar?

Warren jugueteó con el trozo de pan que había en su mano izquierda y dirigió la mirada a su espada. Después de varios minutos de silencio volvió a mirar a la chica y con expresión seria y formal le dijo unas palabras:

-Ezlander dice que te da su trozo de pan...a cambio de otra cosa- la miró fingiendo que acababa de hablar con su espada - ¿Qué podrías ofrecerle que sea de su agrado? - preguntó el chico mientras volvía a analizar a la bailarina como si buscara algo de valor en ella.
« Last Edit: August 29, 2009, 06:04:58 am by Warren Wolfson » Report Spam   Logged

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« Reply #9 on: August 28, 2009, 08:12:38 pm »

Lyra sintió un estallido de frustración. Empezaba a perder la paciencia sin haberle dado tiempo siquiera a analizar el cómo y el por qué, cosa que no le sucedía con frecuencia. Y ahora tenía, además, un molesto dilema acerca de aquel chico. Dos opciones: o bien estaba loco; o bien sólo fingía estarlo, y en realidad era un desvergonzado de pies a cabeza. Sólo el hecho de que una opción contradijera totalmente a la otra evitaba que la bailarina se quedara con las dos.

Evaluó su situación. Tenía hambre, y el joven tenía comida. Podía darle algo; si hacía lo que le pedía, comería y no se vería obligada a buscar suerte de nuevo en otro pueblo. Estudió sus alternativas. Por una parte, no tenía nada que ofrecer al viajero, a no ser que quisiera su daga o su capa, cosas que no parecía necesitar. Por supuesto, no pensaba en otras alternativas aún más abstractas, no era una golfa de taberna. No, no tenía nada que ofrecerle. Tenía que dejar aquella conversación y prescindir de lo que él pretendía intercambiar. Al fin y al cabo, no era más que un mendrugo de pan, y había pasado por el suelo... eso sin considerar que el joven jugueteaba ahora con él, estrujándolo de vez en cuando con la mano. ¿Realmente estaba tan hambrienta?

Sí, lo estaba, reconoció con una nueva oleada de frustración. Y lo que era más: débil y cansada. No podría conseguir comida aquel día, aunque llegara al próximo pueblo; simplemente porque, si agarraba algo del puesto de un mercader, no podría correr lo suficiente como para llevárselo a un lugar tranquilo donde comerlo.

Resignada a su suerte, Lyra se tragó la humillación. No era especialmente orgullosa, aunque tener que ceder al juego de aquel desconocido la irritaba profundamente.

- Hay algo que puedo ofrecerte – dijo al final, a regañadientes, sin molestarse en dirigirse a la espada y hablando con su portador. En realidad, aquella opción había estado presente todo el tiempo, pero le resultaba profundamente desagradable. Sin embargo, parecía que las alternativas eran escasas, por no decir inexistentes – Si lo consideras adecuado – continuó – a cambio de tu comida... puedo bailar para ti.
« Last Edit: August 28, 2009, 08:31:30 pm by Lyra » Report Spam   Logged

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« Reply #10 on: August 29, 2009, 05:06:36 am »

Definitivamente era una bailarina, y la última frase lo confirmó. Warren se sentía satisfecho al conseguir llevar a esa joven a tal extremo. Normalmente nunca se metía en problemas y no le gustaba molestar a la gente ya que sabía que habría la posibilidad de que saliera mal parado. Pero esa era una ocasión especial, le hacía sentir mejor estar por encima de alguien por una vez en su vida y poder divertirse un rato. Estaba acostumbrado a que fuera totalmente al revés, el que siempre acababa huyendo, el que siempre era despreciado, así que no iba a desaprovechar esa oportunidad.

El intercambio no estaba nada mal, le parecía curioso que fuera lo único que pudiera ofrecerle. Al parecer la muchacha no llevaba dinero encima, claro estaba que si lo tuviera ya lo habría gastado en algo para meter en la boca. A si que no rechazaría su oferta, le parecía bastante entretenida y se preguntaba si su danza le agradaría.

-Esta bien siéntate..- le dijo esta vez más amable, retirando la espada del lugar donde reposaba y atándola de nuevo a su cinto, alcanzable en cualquier momento por si la chica le daba problemas. Lanzó el trozo sucio y desgastado lejos de ellos y sacó de la bandolera algo de queso, jamón y pan que guardaba por si no llegaba a tiempo esa noche a la siguiente ciudad.

-Come lo que quieras...- le dijo simplemente. Warren sabía que la ciudad estaba próxima a si que no le importó mucho que terminara con sus reservas. Si hubiera sido un hombre el que estuviera a su lado no hubiera sido nada amable, tenía más debilidad por las mujeres delicadas. Por algún extraño motivo sabía que se sentiría mal si no la ayudaba. Maldijo en un susurro la moral y ética de su país.
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« Reply #11 on: August 29, 2009, 05:22:14 am »


Lyra sintió un doloroso calambrazo en su estómago vacío al ver las viandas que el joven había sacado de su bolsa como por arte de magia. ¿Eso quería decir que aceptaba su oferta, o que se la perdonaba? No tenía muchas esperanzas de que fuera lo segundo y, ciertamente, si no comía algo antes sería absolutamente incapaz de bailar.

Trató de no comer demasiado ávidamente, su cuerpo se habría resentido demasiado. Mientras masticaba lentamente un pedazo de queso, dirigió una mirada de soslayo al joven. Su súbito cambio de actitud la había sorprendido tanto como la habían frustrado sus juegos momentos atrás. Los extraños vaivenes de su carácter, de los que apenas empezaba a ser testigo, ya lograban desconcertarla. Decididamente molesta con él segundos atrás, ahora se habían mitigado sus ganas de liarse a golpes con el desconocido – pensamiento que, por otra parte, la sorprendía sobremanera. Dada su escasa fuerza y su carácter más bien tranquilo, Lyra no solía desear administrar daño físico a nadie. Ciertamente, aquel muchacho había generado una reacción insólita en ella, aunque no iba a tener la ocasión de sentirse orgulloso de ello. Sencillamente, porque ella no pensaba explicárselo.

La comida alivió la horrible sensación de hambre que la atenazaba momentos antes, y pronto Lyra recuperó parte de sus fuerzas. Pensó en dar las gracias, y de hecho la palabra llegó a tomar forma en sus labios, al menos sus primeras letras. Pero se detuvo antes de emitir cualquier sonido, por razones no del todo explicables por lógica. Detestaba tener que dar las gracias al espadachín, por más que en el fondo sí se sintiera agradecida. No sabría si sería capaz de evitar darle un puñetazo, por poco que le doliera, si volvía a adoptar aquel aire condescendiente de momentos atrás.

De modo que, sencillamente, se levantó y se plantó frente a él.

- Un trato es un trato, supongo – suspiró.
« Last Edit: August 29, 2009, 05:28:12 am by Lyra » Report Spam   Logged

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« Reply #12 on: August 29, 2009, 05:54:20 am »

Warren miraba como la desconocida engullía ávidamente lo que había sido su cena. Parecía comportarse educadamente y de buenas maneras aunque estubiera desesperada y muerta de hambre sabía disimularlo. Poniendo más atención en la chica, el joven desvió su mirada a su capa deshilachada y los pequeños rasguños que presentaba en sus suaves brazos y piernas. Se preguntaba cúal era el motivo que la alejaba de su hogar y se presentaba ante él en esas condiciones. ¿Sería una fugitiva? Dudaba que esa hermosa chica fuera capaz de matar a una mosca, a si que también descartó que trabajara para el Imperio. Simplemente era un bailarina y si estaba muerta de hambre eso quería decir que sus danzas eran muy penosas para no conseguir ni una simple moneda de oro.

Cuando la muchacha se levantó ya más saludable y con fuerzas para bailar, Warren se arrepintió del trato. Quizás no era tan buena como pensaba, le había ditraído esa belleza que evocaba y quizás eso disimulara su poco talento. Aún así no dejaba de mirarla divertido por si sus movimientos conseguían sorprenderle.

-Adelante...sorpréndeme...- dijo mientras analizaba cada uno de sus pasos por si pretendía escapar.
« Last Edit: August 29, 2009, 06:11:18 am by Warren Wolfson » Report Spam   Logged

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« Reply #13 on: August 29, 2009, 07:23:24 am »


Las palabras del espadachín denotaban escepticismo, pero la bailarina no dejó que eso la molestara. Tampoco se sentía especialmente inclinada a bailar para él, así que poco le importaba en aquel momento si su danza iba a gustarle o no. Simplemente bailaría como sabía hacerlo; si no era de su agrado, siempre podía marcharse o decirle que parara. De momento, su estómago estaba lleno, que era lo que importaba.

Cerrando los ojos, Lyra buscó en su mente alguna melodía. Cuando la encontró, dejó que las notas sonaran en su cabeza, despertando en pocos segundos el eco en sus pies. Sus botas trazaron el primer círculo sobre las losas del camino y, lentamente, el resto de su cuerpo las siguió, meciéndose por un momento en el aire y siguiendo el ritmo de lo que, para quienes miraran la escena, no sería más que completo silencio.

Había dejado la capa en el suelo, junto al joven, y ahora sus vestiduras escarlata eran lo único que podía limitar sus movimientos. No lo hacían, sin embargo; habían sido diseñadas para la danza (y, como muchos sabían, también para el disfrute de los que la contemplaran). La falda ondeaba elegantemente entre las piernas de Lyra, que trazaban filigranas invisibles en el suelo. Su cuerpo se balanceaba grácilmente, como si apenas pesara; ligero, y de movimientos suaves y fluidos.

Lyra olvidó por completo que tenía una audiencia; era una costumbre que había adquirido en el burdel, y eso le permitía bailar sin temor o reparo en momentos en los que su mente le hubiera impedido hacerlo. Siguiendo la melodía que sonaba en sus recuerdos, danzó en el camino del bosque, hasta que finalmente se detuvo y sus ropas y cabellos dejaron de flotar, sintiendo de nuevo la fuerza de la gravedad y cayendo alrededor de ella como si un hechizo acabara de romperse.

Abriendo los ojos hasta entonces cerrados, la joven danzarina miró al hombre que seguía sentado al pie del roble, y por un momento trató de buscar en la mirada de él algún indicio de lo que le había parecido el espectáculo. Parecía haber olvidado que no le iba a importar lo más mínimo su reacción... pero, al fin y al cabo, se había esforzado aunque fuera un poco, y siempre agradecía que se reconociera un trabajo bien hecho.

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« Reply #14 on: August 29, 2009, 07:35:09 am »

Warren miró detenidamente a la chica. Al principio no se movió, únicamente cerraba los ojos como si estuviera preparándose, como si buscara lago. Al cabo de varios segundos después sus pies empezaron a moverse con armonía y a trazar círculos sobre la hierba.

La danza de la joven hipnotizó al espadachín. Sus ojos no dejaban de moverse al ritmo de sus gráciles y suaves movimientos, su piel se erizaba al detener su mirada en su cuerpo sensual y perfecto y sus manos trabajadas agarraron la hierba con fuerza sintiéndose impresionado de la reacción que causaban esos movimientos en él.

Cuando se detuvo Warren respiraba con algo de dificultad. La danza había sido hermosa y los ojos del chico se abrieron de par en par sorprendido de sentirse tan nervioso a los movimientos provocadores de la bailarina. Se levantó y agarró su bandolera algo incómodo y se la colocó de nuevo a la espalda. Desvió la mirada a la bailarina y simplemente le dijo.

-No ha estado mal…la deuda está saldada- sonrió y se dispuso a caminar de nuevo por el bosque.

En realidad le había gustado demasiado, tanto que empezaba a asustarse y todo. Sentía que debía alejarse de ella antes de que hiciera alguna locura. Había mantenido siempre al margen los deseos que le provocaban cualquier mujer, había aprendido a contenerlos y a prescindir de esos sentimientos, pero en aquellos momentos una desagradable sensación recorría como un escalofrío el cuerpo de Warren.


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