Fire Emblem: Shadows of the Empire
April 19, 2024, 02:05:03 am
Welcome, Guest. Please login or register.

Login with username, password and session length
 
  Home Help Search Gallery Staff List Login Register  

Jugando entre bestias [Rydar y Déteka]

Pages: 1 [2] 3
  Print  
Author Topic: Jugando entre bestias [Rydar y Déteka]  (Read 781 times)
Déteka
Beorc Mercenario
Cadete
**
Posts: 99



View Profile
« Reply #15 on: April 07, 2011, 04:51:13 pm »


A través de la humedad de la ropa el calor de su cuerpo acarició el mio mientras sus brazos se cerraban a mi alrededor. Hacía tanto tiempo que alguien no me abrazaba así que al principio fue una experiencia agobiante y algo claustrofobia, con algunos de su pelo rojizo cayendo sobre mis ojos cuando se movía, pero, sin que me diera cuenta, aquel contacto comenzó a gustarme. El calor de otra persona rodeándome, ofreciendo un pequeño espacio en aquel mundo tan gigantesco como frío, alguien me permitía apoyar la cabeza en su hombro después de tantos años, había alguien que era íntimamente capaz de entender mi dolor, sin mostrar pena o lastima, como si yo fuera un perro apaleado por el destino. Simplemente me había escuchado y me mostraba comprensión y consuelo. Si mi corazón no hubiera sido tan frío e inquebrantable, probablemente en aquel momento ya estaría llorando a lágrima viva.

Me deje desfallecer en sus brazos y respiré su aroma, que tenía aquel toque salvaje que todos los Laguz poseían, y que a mi tanto me perturbaba. Era un olor que me habría gustado conservar en mi propia piel, tenerlo para siempre cuando mi amor se había marchado, pero no había sido así. Lo único que había podido conservar el día que me lo arrebataron fue el olor a humo en el pelo y el horror reflejado en los ojos. Pero aquel tiempo era cosa del pasado, y había conseguido que casi todas las marcas que fueran visibles a simple vista se borrasen,a excepción de las cicatrices de la espalda. Por ello nunca me quitaba la camisa a excepción de estar completamente sola, lo cual era lo más normal para mi, pero con Rydar, alguien que en una escasa mañana había conseguido un nivel de complicidad y amistad que nadie  había conseguido antes de él por más que alguno (recalquemos alguno) había intentado, casi podía creerme que con el tiempo conseguiría deshacerme de todo mi dolor. Pero claro, casi me lo creía.

Aquel abrazo resultaba tan cálido y reconfortante que apenas me había dado cuenta del frío viento que comenzó a azotar la playa, levantando la arena y moviendola en pequeños torbellinos aquí y allá, haciendo que se me metiera en los ojos y se pegase a la ropa mojada. Al alzar la vista al cielo me dí cuenta de que el sol se había apagado, llevándose consigo aquella hermosa mañana, como si mis propios recuerdos hubieran ahogado el presente junto con los de Rydar, haciéndolo tan gris como nuestras vidas. Tardé un poco en darme cuenta de que empezaba a llover, primero una gota en el tobillo, otra en el hombro, precipitándose sobre mi como pequeñas agujas heladas que intentasen atravesar la piel al caer, pero que tan solo conseguían rebotar, salpicando la piel de alrededor.
Alzar la vista me hizo verlos desde bastante lejos, lo cual, no me gustó nada, y mientras más se acercaban, menos me gustaba. Cuando estuvieron lo suficientemente cerca fue cuando Rydar, que estaba de espaldas a ellos, se percató de aquella nauseabunda y pestilente presencia junto a nosotros. Lo primero que vi no fueron a aquellos hombres, ni al gordo, si no al pequeño niño sujeto por las ropas, sus lágrimas caer sobre las mejillas mientras lloraba desconsolado. Me recordaba tantas cosas, que solo aquel hecho hizo que la sangre me ardiera en las venas, alejando el frío de la tormenta que se avecinaba y el tibio calor de los brazos de Rydar. Solo existía el ardor de la ira en mi interior, arrasando todo lo demás.

-!!!!!Eh, sucia bestia, y tu furcia, dejaos ya de penas, mira que regalito os traigo!!!!

Intenté separarme de Rydar pero sentí una cosa que me horrorizó completamente. Sus brazos se habían agarrotado alrededor de mi cintura, convirtiendo el comprensivo abrazo en una horrible cárcel que no me dejaba escapar por ningún sitio. Sabía que con los brazos tan agarrotados por la impresión sería incapaz de separarlos sin hacerle daño, y por abajo... tenia un buen par de razones delante que no me dejarían llegar muy abajo entre los brazos de Rydar. Me maldije a mi misma, a mi genética y a mis enormes pechos varias veces mientras intentaba forcejear.

Necesitaba coger un arma y plantarle cara, no estar allí mirando como si fuera gilipollas. Necesitaba actuar, era lo que me pedía a gritos el cuerpo, pero me era imposible no hacer otra cosa que forcejear con Rydar mientras intentaba soltarme, mirando de hito en hito los mandobles a dos pasos por detrás de mi, y al gordo con el niño colgando entre sus asquerosos dedos a unos metros de distancia.

 -!!!Mira lo que le hago a vuestro amiguito mierdoso!!!, una pena..., cierto..., tenía pensado convertirle en mi nueva mascota pero por culpa vuestra le deseo un trato más..., especial...

No sabía el porque de la parálisis de Rydar, pero si el no sabía lo que iba a pasar yo si lo sabía, porque todos los finales eran los mismos cuando Beorc y Laguz se juntaban con una espada de por medio, y le grité a Rydar que me soltase, casi histérica, mientras el miraba atónito a aquel maldito mercenario. Por un instante me rendí y alcé la vista, mirando a aquel pequeño llorar como lo había hecho mi propio hijo. Sabía como iba acabar aquello, y sin embargo, no podía apartar los ojos, y cuando la daga salió a la luz por fin, como yo esperaba, también me paralicé, porque cada vez que la daga se hundía en aquella carne tierna y joven, se clavaba en la mía propia. No había expresión en mi rostro, ni siquiera en mis ojos, que se habían vuelto vacíos y desprovistos de brillo, mientras veía la sangre chorrear pesada y espesa sobre la arena, y cada gota nueva que caía era la sangre de mi hijo, escapándose junto con el aire que le arrebataron, y en aquel caso, con la sangre que habían derramado.

!!!Y ahora, el postre!!!, !!!Brick, Zeolon, Feras!!!, !!!sacad nuestras mascotas!!! Bien pequeños !Es hora del festín!

Aquella parte para mi era nueva. Ver a un lobo a una tigresa enloquecidos de aquella forma fue un horror, y ver como el cadáver de aquel pequeño niño se deshacía entre sus fauces se convirtió en un verdadero horror. En mi cabeza, era mi propia familia destruyéndose entre si, con aquel apetito voraz del odio y la sed de sangre, del hambre por arrebatar la vida, por destruirlo todo. El olor a sangre y a carne cruda nos golpeó en la cara a Rydar y a mi, y fue entonces cuando retomé los forcejeo, cada vez más enfurecida. En aquel momento no era consciente del torrente de insultos, blasfemias y palabrotas que salían por mi boca, dirigidas a Rydar junto a su parálisis por shock, y al mercenario asesino.

-¿Veis?, ha sido divertido ¿verdad?, JAJAJAJA..., !!!así es como deberías ser tratados todos, como mascotas, como bestias listas para alimentar a los Beorcs!!!, buenos chicos, buenos Feralis...

Mi mente comprendió en aquel momento aquella fiereza y fuerza que tenían aquellos Laguz... eran Ferals.. Drogados hasta arriba, convertidos en criaturas horribles. Miré a aquel lobo con el morro manchado de sangre, la mirada perdida y frenética, que buscaba por todos lados un segundo cadáver que desgarrar, otro torrente de sangre con el que alimentarse e intentar calmar aquel horror que lo consumía por dentro. ¿Querría volver a ser alguien normal? ¿Realmente había elegido lo que era o lo habrían obligado? Cualquiera de las dos opciones obligaría  a quien lo encontrase a mantenerlo encerrado por propia seguridad. Por su aspecto, sería imposible que aquellos animales sin razón alguna recuperasen el humano que llevaban dentro, porque no hacía falta ser un genio para ver que estaban completamente hundidos en aquella locura de muerte y sangre. La única forma que habría de liberar aquellas pobres almas sería matándolos, y al mirar al lobo supe que yo no tendría la fuerza de voluntad suficiente para atacar a aquella criatura, porque cuando miraba sus ojos pensaba que Kurtz podría haber sido él... ¿habría sido capaz de matar a Kurtz con mi propia espada si se hubiera convertido en algo así?

Entonces algo cambió a mi alrededor. La parálisis de Rydar se transformó de pronto en algo tan blando como la mantequilla y se retiró de mi alrededor. Al verle caer en la arena pensé que estaba desmayándose ante aquel horror, y no le culpaba, cualquier persona normal lo habría hecho, pero yo había visto demasiada sangre, y me extrañaba que Rydar se desmayase con algo así después de la demostración acuática con los peces. Escuché la arena crujir entre los dientes mientra la tormenta se enfurecía con nosotros, azotaba mi cabello de un lado a otro con la ira de un dios, y los truenos tronaban a nuestro alrededor, volviendo los sonidos lejanos, casi tan lejanos como el punto donde nacían os relámpagos que iluminaban la macabra escena.
No necesité mucho más tiempo para reaccionar. Mientras el cuerpo de Rydar se convulsionaba en todas direcciones y cambiaba en una maraña furiosa y con los sentimientos agitados, con una gran frialdad di la espalda a aquel teatro mortal y saqué los mandobles de sus vainas, dejando que el sonido del metal rozando la madera al salir llenase el aire. Las frías empuñaduras estaban mojadas, pero como siempre, el frío metal se traspasó a mi mente, convirtiéndome en lo que me había entrenado siempre. Una maquina de matar, con dos mandobles como brazos.

Durante un segundo, aquel Rydar con las emociones descontroladas, garras como manos, ojos felinos y pelo erizado nos miramos. Aquella mirada me dijo mil cosas, pero sobre todo una. Él no era un asesino, ni quería serlo. Yo, irremediablemente, ya lo era, así que en aquel instante me juré una cosa, sencilla y compleja al mismo tiempo. No iba a permitir que él se manchase la manos con gente como aquella, que no merecía ni el aire que respiraban, ni siquiera merecían estar vivos. Rydar era más que eso, y mis manos ya estaban manchadas, un poco más de sangre no me haría daño. Solo eran cuatro, mientras Rydar me ayudase cubriéndome la espalda, podría matarlos a todos con cierta facilidad. De todas formas eran eso, mercenarios, y yo era una más de ellos. Me sabía todo los trucos de aquellos mercenarios de puerto, y sin embargo, ellos no conocían ni siquiera mi forma de empuñar una espada.

-Me pido los Laguz...

-Déjame a mi a los Beorc... a todos. Solo cubre mi espalda.

Ordené con determinación y todos los músculos tensos de mis piernas se accionaron. Eché a correr empuñando ambas espadas, dirigiendome directamente a por el mercenario que había matado a aquel niño. No había podido salvarlo, pero iba a vengarlo, aunque no fuera de mi sangre, porque cualquiera que le hiciera daño a un niño, y más aun por la estupidez de que no eran iguales, era lo peor.

Mis pies se hundían en la arena mojada mientras mis manos se cerraban alrededor de las empuñaduras. Con un grito de ira dejé que cortasen el aire y alcé a Bloody Wrath apuntando al abdomen de aquel hombre con fiereza, mientras me cubría un flanco con la otra espada, llena de ira y de odio, pero con la menta fría y los reflejos a punto para reaccionar ante cualquier cosa. Quería atravesar lo una, y otra, y otra vez, tantas veces como el lo había hecho con aquel pequeño y después dejar que aquellos ferals lo devorasen, era lo justo. Así era la cruel justicia de aquel mundo, o tal vez solo era la mía, pero iba a cumplirlo pasara lo que pasase.
Report Spam   Logged

El viento no podrá llevarse tu nombre, ni el fuego quemar tus recuerdos, por que cuando cierro los ojos, aún puedo oír tu voz.
Pages: 1 [2] 3
  Print  
 
Jump to:  

Bookmark this site! | Upgrade This Forum
Free SMF Hosting - Create your own Forum

Powered by SMF | SMF © 2016, Simple Machines
Privacy Policy