Fire Emblem: Shadows of the Empire
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Jugando entre bestias [Rydar y Déteka]

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Author Topic: Jugando entre bestias [Rydar y Déteka]  (Read 766 times)
Déteka
Beorc Mercenario
Cadete
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« Reply #15 on: April 28, 2011, 04:30:28 pm »

Desde mi posición defensiva el fragor de la batalla animal resultaba aterrador, pero para mi era algo que traía horribles recuerdos. Los gruñidos y el sonido de las dentaduras chocando al no alcanzar a su objetivo ahogaba el sonido de la lluvia, que ya no era tan fuerte, pero las nubes de las que nacían las gotas de agua eran tan negras como el carbón. Desvié la atención de todo lo que me rodeaba para intentar enfriar mi mente, alejar los recuerdos y los pensamientos para concentrarme en lo que se me venía ahora, literalmente.

El hacha de aquel hombre volvía a lazarse con el mortífero filo por delante y la aplastante fuerza por detrás. Ambas espadas volvieron a cruzarse para contener aquel golpe bestial que intentaba partir en dos mi cuerpo. Mi mirada iracunda se cruzó con la suya, que reflejaba muchas cosas y ninguna buena.

Miedo, arrepentimiento, desesperación, todo aquello se veía plasmado en el brillo de sus ojos, mientras intentaba enarbolar su hacha dando un paso hacia atrás, a la espera de que fuera yo la que atase, pero no sería tan estúpida. Con un arma tan pesada, un ataque suicida tenia mínimas posibilidades de surtir efecto sin que te mataran en el camino, y aquel sucio bastardo no se merecía que yo me arriesgara lo más mínimo. Terminaría con él de todas formas en cuanto Rydar entrase en el combate para distraerlo.
Un quejido lastimero llegó a mis oídos, y el silencio que lo sucedió me hizo temblar. La lupina voz se había apagado, pero aquello era lo mejor para todos. Un alma atormentada por las drogas y el resto del mundo, por mucha pena que pudiera suponerlos a Rydar y a mi la muerte de un Laguz, especialmente para mi, un lobo.  

Una enorme figura se plantó a mi lado, cubierta de un bello dorado que se veía apagado, desprovisto de rayos de sol que lo iluminaran, y al mirar los ojos verdes una pequeña conexión me llegó al pecho. Le miré con una triste sonrisa en los labios. Entendía su dolor, ambos nos habíamos convertidos en asesinos, uno por capricho del destino, y el otro por la pura sed de venganza. Me daba pena ver aquella parte de mi reflejada él. No deseaba que nadie se sintiera tan hundido como yo, tan lleno de nostalgia y tristeza que la muerte se transformaba en un descanso, en vez de algo que temer.  

-Puedes sacarle los ojos y mutilarlo un poquito si es que así tu corazón descansa…pero…no lo mates… tengo pensado un castigo que nos mismo nos satisface mas…

Asentí con la cabeza, y, sabiendo que Rydar me guardaría la retaguardia, ataqué. Una estocada firme y devastadora se lanzó contra su abdomen, y al alzar el hacha para intentar cercenarme el brazo, perdió el equilibrio por el peso de su espada, librándose de mi ataque por una buena caída de espaldas contra la arena mojada. Alcé mi espada y la clavé con furia en el centro de su palma izquierda, la cual había quedado libre. Desprovista de una espada, y a sabiendas de que Rydar lo quería vivo, tomé la espada y atravesé limpiamente la palma de su mano.

-¡A los niños nunca se les hace daño! -Exclamé iracunda antes de darle una patada con toda mi fuerza titánica en el estómago. Sentí las costillas crujir bajo mi fuerza y un chorro de sangre que salió disparado de su boca me manchó los pies.- No importa como sean. Nunca. Solo son niños...

Mi voz se cortó un instante al pronunciar aquello. La lluvia entumecía con su frío mis músculos y mis manos cayeron al suelo. Clavé la otra espada en la mano que tenía medio enterrada bajo el hacha, con un par de dedos que se habían cortado con el filo de su propia arma al caer.

-Ry... haz lo que sea... pero por favor borrarlo del mapa. Como siga sé que lo voy a matar...
Murmuré, mirando las espadas que lamían ávidas la sangre que nacía de las heridas. Las había dejado allí para no tener la tentación de hundir los filos en su pecho y arrastrarlos por el vientre, abriendo las tripas en dos y dejando que los animales carroñeros se lo comieran hasta los huesos.

« Last Edit: April 28, 2011, 04:33:02 pm by Déteka » Report Spam   Logged

El viento no podrá llevarse tu nombre, ni el fuego quemar tus recuerdos, por que cuando cierro los ojos, aún puedo oír tu voz.
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